La Morena Dormida.

"...Al entrar en la habitación, seguido por la arena del desierto, la morena dormida dejó que le cubriera el cuerpo del beduino... abrió sus piernas esperando que la lengua candente le abriera los labios, y sin decir palabra, dejó que sus gemidos llenaran los aposentos donde eternamente había recogido la pasión del solitario caminante... una y otra vez su vientre se remeció creando oleadas, que iban recogiendo el sudor que liberaba el sexo morisco que le penetraba, gemidos, contracciones involuntarias jamás imaginadas.... Demencias de posesión, suplicas de besos y poderosos brazos que la mantenían fundida entre las sabanas.... Las fragancias del caminante se apoderaron de su existencia, y fueron liberando el codiciado néctar que él recogía con regocijo entre sus labios ... y la fue bebiendo, hasta que esta , alcanzada por los orgasmos que tanto disfrute generaban, dejó de jadear para congelar su figura en la oscuridad de su habitación, para romper en llantos de goce y placer, derramando todo lo que había dentro de ella...Luego, montando las caderas del moro, le cabalgó para hacerlo explotar en sus entrañas para llenarse de él ... Gozo eterno e infinito...."
Don Juan De Marco, El beduino...

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