Agonías de la palabra.

Camino por el borde de la azotea de un rascacielos y debo resolver un conflicto antes de poder bajar de allí... Espero el momento en que me iluminen mis musas que se han quedado mudas, solas, porque temen que abra mis brazos y trate de volar como un ave fénix encendiendo el cielo que no promete vida... La caída esta lejos, pero para saltar, puedo hacerlo desde este tramo de la azotea...Nadie cree en mis relatos, sólo yo se lo que duele y el final que me espera, el viento sopla fuerte y no haré nada para detenerlo.
En mi fuga, camino desnudo y por el efecto del viento mi sexo erguido que todas desearon en algún momento allá abajo. Imposible nunca estoy solo, soy el poeta y me hablan poseyéndome las voces del sanatorio donde conviven con todos los grandes artistas de todos los tiempos, inasibles y punzantes...La palabra, esa divinidad salvaje que copula con espejos indisolubles. El amor poco a poco me grita salta, salta...
El tiempo son las miles de campanas de todo Valparaíso, sonando, tronando a cada hora, aves de luz que ni en las noches duermen. Gaviotas y bocinas de los grandes buques compiten por llenar el vacío. Por fin el cielo descansa en la mar para que el sol y las estrellas, se hablen entre gota a gota..
Me desvela el silencio resentido de los árboles, los gritos de los ojos cerrados de los que no desean saber cual será mi destino; Son bocas abiertas y vacías y la forma engañosa de las esculturas griegas. Me duelo ahora sin explicaciones. El viento amenaza soplando para que de una mal paso.
Cuando el amor se escribe a el alba, en donde el sentimiento amoroso desborda de pasión, los deseos de los amantes se exteriorizan sin censura; Desnudas, Sensuales y Provocadoras. La musa quien me inspiró en la etapa de los retratos tatuados, la prostituta., es el centro de los afectos poéticos y los pinceles los que enriquecen el discurso. 
Marie, reina en este poemario con solo ecos de su presencia entre sábanas revueltas en frescos recién pintados en lino bruto... Es La desnudez del asombro, la desnudez de la verdad y lo único que se entrega sin planificarlo porque es puta.
Camino con tormentas de agonía, de agonía, al amparo de las consecuencias, preludios de ritmos sin ritmos más que la entrega de su cuerpo estival, hechizos de tinieblas, en el libro temporalmente cerrado o abierto en su cárcel. La culpa de un sueño sin enigma …Destino, el vacío. Su sensualidad y deseo, no obstante, persiste intacta, como cuando se acerca a Dios para clamar que la humanidad sigue huérfana y anhela fe y guía, para volver al edén; porque no sabemos cómo hacerlo...Luz mendiga, testamento espiritual que rememora su encuentro con todos los universos a través de la caricia y gemido de sus respuestas, inclusive el de su destino final ante el cual sucumbe: Las soledades no perdonan en la vida.
Así no quiero las horas anchas, sino la estrechez de sus caderas, el abismo de su espalda, del espejo vivo sudando su sudor que resalta la fragancia de su inmaculado deseo, el territorio poblado del epicentro y fantasmas. ¿A quién le bastan las distancias si en segundos caeré rompiéndome el cuerpo en mil pedazos que ella no unirá ni con sus arrepentimientos del no haberse quedado conmigo.?
Ella es mi musa y yo su creador, los colores que nunca existieron en su cabeza, porque sólo estaba en la mía y desaparecerá conmigo.
Camino por el borde de la azotea de un rascacielos y debo resolver antes de poder bajar de allí.. Espero el momento en que me iluminen mis musas que se han quedado mudas, solas, porque temen que abra mis brazos y trate de volar  el cielo que no promete vida... Sólo yo sé el final que me espera, el viento sopla fuerte y no haré nada para detenerlo.

Juan de Marco

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