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Mostrando entradas de mayo, 2016

El Rosario De Madamme Magade Qamar.

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"De mis dedos, hice un rosario de perlas, que coloque delicadamente entre los encajes Magade Qamar, rozando su suave y humedecida piel.  Convertido en ellas, jugué entre sus piernas, acompañando su día de exquisitos placeres . Frías y redondas, daba suaves caricias que la hacían gemir en el silencio, cada paso era un martirio de placer y un gozo a su piel. Me fui mojando en su néctar , arrancando el placer con masajes , golpes y vibraciones.  Al roce del minúsculo casquillo que brotaba entre sus labios, fue cediendo. Las perlas  podían sentir el sabor de su deseo y yo, imaginando ser cada perla que rodaba entre sus pliegues , absorbía las gotas que podían arrancar... hasta que la hice caer de rodillas y suplicar ni un paso más. Sus muslos, se convertían en agua, que a caudales, chorreaban entre sus piernas, mientras sus labios apretados, guardaban en silencio cada gemido que quería escapar a ese suplicio, ese que bailaba entre sus piernas, rozando los bordes y entrando en profundi

Camino al paraíso.

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Mientras sus gemidos escapaban por las ventanas abiertas y los visillos nos exponían a los que a lo lejos nos escuchaban, te fuiste deshaciendo entre mis labios. Cada gota fluía tranquila jugueteando con mis labios, cada jadeo se volvía una danza de sábanas revueltas y los gemidos fueron acompañando con ritmo, cada sorbo que escondía mi lengua entre tus labios abiertos, mojados por el deseo y éxtasis que esas cortinas escondían... Los casquillos de tus senos se erguían aumentando la angustia de mis dedos por torcerlos suavemente y alargar infinitamente tus respiros... Pedías clemencia enredada entre las colchas, suplicabas que mi boca te dejara, pero aún no era el momento.Luego erguido busque entre tus piernas para hundirme hasta cortar el aire que te quedaba.... luego vino el silencio, Tirabas de las sábanas queriendo agarrar el último bosquejo de deseo, y tu boca apretó los labios entre los dientes , y el gemido liberó el último grito de aire que quedaba, tu cuerpo no dejaba de r