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Mostrando entradas de diciembre 29, 2019

Luego de la siesta.

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Sentirte en mi, con toda tu furia, el calor de tu miembro, que a embestidas busca una explosión, que riegue mi sexo mojado. Eso quiero, acompañado de caricias y lenguas que se acarician. Las manos recorriéndome la piel, los senos erectos y tu sexo a punto de estallar en mi. Déjame que con besos  te provoque y que desees la muerte por placer. Dame tus líquidos, dame el néctar que de ti mana y bebe de mi hasta el orgasmo. Me han rozado tus labios. La humedad me pareció perfecta. El calor de tu lengua en la mia. La mano entre mis muslos. Mi boca sorbiendo el néctar del placer que me ofreces. Sentir tu miembro en mi supuso un grito irrefrenable. Me sentí regada por la euforia de tus líquidos sabrosos y quise saborearlos en mi boca. En relax me dormí pegada a ti. gracias amor... Gloria.

Gozo eterno.

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"...Al entrar en la habitación, ella dormía la siesta. Sus cortos pantaloncillos, dejaban escapar con lujuria en su entrepierna, los suaves vellos que escapaban sin pudor bajo las abiertas telas, la morena dormida, dejaba  que le acariciara suavemente su piel por la brisa que entraba por la ventana.  Me acerque a ella sigilosamente , procurando no despertarla, abrí sus piernas esperando que mi lengua cálida le buscara por la abertura que se hacía entre la tela y sus muslos. Con mi lengua rocé su tibia piel, abriendo con mis dedos su sexo. Quiso juntar sus piernas , pero mi rostro se lo impedía, dejando su sexo expuesto,  liberándolo del calzón. Abrí mi boca, y sin decir palabra, dejé que sus gemidos llenaran los aposentos donde eternamente había recogido la pasión. Una y otra vez su vientre se remeció, creando suaves olas. Gemidos, jadeos involuntarios jamás imaginados.... Demencias, súplicas de besos y poderosos brazos, la mantenían fundida entre las sabanas.... Las fraganc

Erecto.

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Sujetó mis muslos abriéndolos. Cada vez que gemía, me mordía suavemente. Se acercaba a mi sexo, noté su lengua tibia sobre el glande… La corrida era inminente. Apreté mis labios para no alertarle, sumido en el más intenso de los placeres. Ella se detuvo momentáneamente, pero no despegó sus labios, lo presentía tras mi silencio, mis ojos ceados y el gesto dibujado en mi rosto. Tuve que apartar su cabeza porque, mientras recuperaba el aire, ella volvía a lamer como si la vida se fuera. Volvía a detenerse. Se giró sobre mis caderas, terminando de tirar todo lo que restaba del escritorio, hasta que un perfecto 69. La cabeza entre sus muslos y mi lengua apasionadamente jugando con su vulva, enredándose mi lengua entre sus vellos, intensificaban su excitación demorando el instante en el que alcanzaría su delicada cabeza sexual. Sin dejar lugar a réplica, se giró sobre la espalda y comenzó a cabalgarme. Se rozaba enérgicamente, hasta el punto de lastimar si pubis con el suyo. Nadie