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As de espadas.

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Sentado en el pulpito de la dinastía, esperando que tus labios recojan hasta la última gota, el último aliento que nace desde las tierras más profundas de palacio. Inquieto por el temblor de tu boca, por la impaciencia de tus manos. Cubierto por el halo desnudo de tu cuerpo, entre rejas, esperando liberar el mío, desangrando cada rincón, para recoger los cadaveres despúes de tan sangrienta batalla. Mi espada se ha rendido a tus arremetidas, los restos corren por mi piel abriendo nuevas heridas, anunciando el fín, aquel que te hace dueña de mi reino, el alma mater de mis lujurias y desvaríos. As de espadas, aquí, encerrado en la torre de la demencia, al borde del abismo más profundo, donde los ojos no dejan ver la luz de mi cabeza. Tu y tus labios carnosos, sedientos de devorar el más profano de los pensamientos, el más oscuro de los infiernos, donde se zuman los jugos a la voraz acabada del profano, tragando en vicio del placer más obseno... Hacia el abismo de tu garganta ,

REY DE BASTOS.

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¿PORQUÉ NO SEPARAR TUS PIERNAS Y PERDERME EN ELLAS COMO UN NIÑO?. ¿PORQUÉ NO BEBER LOS SALIVANTES PLIEGUES QUE ESCONDEN ESE DESEO QUE NO ME PERTENECE?... PORQUE TE SUEÑO SI SÓLO APARECES CUANDO NUNCA LO ESPERO... PORQUE MI MANO MOJADA LUEGO DE PENSARTE? SERÁ TU INSISTENTE DESNUDEZ EN CADA RELATO? NO, SON TUS DEDOS, QUE DEJARON VER LAS ROSADAS AUREOLAS QUE HAN DE SACIAR LA SED DE OTRA BOCA, EL ALUCINANTE PERFIL DE TUS NALGAS BLANCAS AGARRADAS POR OTRAS MANOS Y AUSCULTANTES DEDOS QUE ROMPEN LA ARMONÍA DE TUS CARNES. Y BUSQUÉ HASTA EL CANSANCIO LA PROFUNDIDAD QUE OTRO ALCANZA, EL BASTO QUE TUS DEDOS AGITAN, LA CORREA QUE OTRO AMARRA, QUE TANTO TE FASCINA Y TE APASIONA... TU PRISIONERA DE OTRAS MANOS Y YO, SÓLO IMAGINANDO, AQUÍ DESNUDO.  ¿QUE HACES PARA DIRIGIR MIS PALABRAS A EXTREMOS INSACIABLES Y A SUEÑOS INALCANZABLES?... JUAN DE MARCO

Luego de la siesta.

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Sentirte en mi, con toda tu furia, el calor de tu miembro, que a embestidas busca una explosión, que riegue mi sexo mojado. Eso quiero, acompañado de caricias y lenguas que se acarician. Las manos recorriéndome la piel, los senos erectos y tu sexo a punto de estallar en mi. Déjame que con besos  te provoque y que desees la muerte por placer. Dame tus líquidos, dame el néctar que de ti mana y bebe de mi hasta el orgasmo. Me han rozado tus labios. La humedad me pareció perfecta. El calor de tu lengua en la mia. La mano entre mis muslos. Mi boca sorbiendo el néctar del placer que me ofreces. Sentir tu miembro en mi supuso un grito irrefrenable. Me sentí regada por la euforia de tus líquidos sabrosos y quise saborearlos en mi boca. En relax me dormí pegada a ti. gracias amor... Gloria.

Gozo eterno.

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"...Al entrar en la habitación, ella dormía la siesta. Sus cortos pantaloncillos, dejaban escapar con lujuria en su entrepierna, los suaves vellos que escapaban sin pudor bajo las abiertas telas, la morena dormida, dejaba  que le acariciara suavemente su piel por la brisa que entraba por la ventana.  Me acerque a ella sigilosamente , procurando no despertarla, abrí sus piernas esperando que mi lengua cálida le buscara por la abertura que se hacía entre la tela y sus muslos. Con mi lengua rocé su tibia piel, abriendo con mis dedos su sexo. Quiso juntar sus piernas , pero mi rostro se lo impedía, dejando su sexo expuesto,  liberándolo del calzón. Abrí mi boca, y sin decir palabra, dejé que sus gemidos llenaran los aposentos donde eternamente había recogido la pasión. Una y otra vez su vientre se remeció, creando suaves olas. Gemidos, jadeos involuntarios jamás imaginados.... Demencias, súplicas de besos y poderosos brazos, la mantenían fundida entre las sabanas.... Las fraganc

Erecto.

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Sujetó mis muslos abriéndolos. Cada vez que gemía, me mordía suavemente. Se acercaba a mi sexo, noté su lengua tibia sobre el glande… La corrida era inminente. Apreté mis labios para no alertarle, sumido en el más intenso de los placeres. Ella se detuvo momentáneamente, pero no despegó sus labios, lo presentía tras mi silencio, mis ojos ceados y el gesto dibujado en mi rosto. Tuve que apartar su cabeza porque, mientras recuperaba el aire, ella volvía a lamer como si la vida se fuera. Volvía a detenerse. Se giró sobre mis caderas, terminando de tirar todo lo que restaba del escritorio, hasta que un perfecto 69. La cabeza entre sus muslos y mi lengua apasionadamente jugando con su vulva, enredándose mi lengua entre sus vellos, intensificaban su excitación demorando el instante en el que alcanzaría su delicada cabeza sexual. Sin dejar lugar a réplica, se giró sobre la espalda y comenzó a cabalgarme. Se rozaba enérgicamente, hasta el punto de lastimar si pubis con el suyo. Nadie

Mónica , Pearls on me...

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"Dormía, su vestido flameaba por la brisa que entraba por la ventana. Su piel erizada se levantaba con el viento, movía su vestido a dejar a ratos descubierta la linea redonda de sus nalgas... una de mis manos se posó sobre sus talones haciéndola temblar por las cosquillas que serían sólo principio, luego sus pantorrillas dibujadas por mis dedos para escabullirse en el borde externo de sus muslos fríos, de ahí  a sus nalgas. Le subí el vestido tan suave como la brisa que le acariciaba, resbalando por su cintura, hasta alcanzar sus senos escondidos entre las colchas de su cama.  Bajo las suaves telas de algodón, se dibujaban sus pezones erguidos por la mezcla del frescor de las mamparas y la tibieza de mis dedos, su cuerpo entumecido se estremecía... Se fue acomodando a mis caricias, sabía que le excitaba. Casi imperceptible a mis caricias , dejó que su cuerpo se volteara enfrentando mi secreta obsesión, sus senos expuestos a mi lasciva mirada.  Con mis dedos fui dibujando

Esperma a la esperma.

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Junto al mar, en una cabaña humedecida por el tiempo mi mente divagaba mientras disfrutaba de mirar su cuerpo desnudo hasta que su mirada se enredo con la mía contándose sus secretos deseos en silencio. Ella como serpiente se fue enredando en mi, deslizando su ardiente cuerpo sobre mi piel... como si estuviera bañado en aceites. Mientras ella se deslizaba sobre mi, mis manos acariciaban sus tibias nalgas y mi nariz, aprovechaba sus fragancias... ese particular olor formado por deseo y sudor. Hasta que por fin nuestras bocas se acomodaron para beber de sus lenguas, gozar del sexo del otro, y contactarse entre exquisitos vaivenes, los gemidos de ambos, acallaron las olas e hicieron desaparecer el mar. Eramos sólo nosotros, bebiendo de nuestros sexos... temblando como niños en su primera vez, no nos conocíamos, pero sabíamos exactamente que hacer.  Cada movimiento, cada caricia, cada beso...caían justo donde tenían que caer. Luego como si fuéramos velas encendidas, nos fuimos mezcl