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Tu perfume entre mis dedos

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".. y fueron sus perfumes quedando entre mis dedos, cada vez que tocaba su piel, un nuevo perfume entraba en mi cabeza.  Mis labios pedían probar el sabor de estos jardines, y posé mis labios sobre su sexo, sentí inmediatamente como me embriagaba de aquellos aromas que ahora podía degustar entre mis labios, sentir como le robaba el alma guiado por sus gemidos. Su vientre se estremecía y serpenteaba entre mis manos, cada suspiro golpeaba mis dedos, sintiendo el sudor de su piel, chasqueando entre mis dedos... y aunque sus piernas se cerraban a cada embestida, volvía a entrar en ella, para arrancar hasta la última gota de miel que de su sexo escapaba. Ahogado entre aceites vaginales, surgía en mi mente la obsesión de contener entre mis labios todo su aroma." Don Juan De Marco....

Las almohadas de Carolina

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"... y fue acompasando su rutina entre las almohadas, verso tras verso recorriendo la figura de su cuerpo... era nostalgia la que había entre sus piernas, ganas de ser poseída como nunca... Las telas se fueron humedeciendo acompasadas por el ritmo de sus caderas, y sus senos se apretaban a los algodones hinchando sus pezones, los que goteaban recuerdos de unos dedos que hoy no estaban... su vientre dibujo en serpenteantes movimientos el deseo que sentía, su corazón no dejaba de exigir aumentar el ritmo, y apretó las piernas a la almohada para sentir como su sexo detenía las pulsaciones y el tiempo... finalmente todo la energía acumulada se vertió sobre las sabanas y su cuerpo se deshizo en gemidos ahogados por las telas que le habían liberado todo el deseo acumulado ... " Don Juan De Marcos.

Cuna de sabores

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" Busque con angustia entre tus pliegues el néctar que de él se liberaba... tus senos sonrojados de tanto besarles y morderlos... tu vientre sudado, y el agua que corría por tu cuerpo descontrolada, eran oleadas de goce infinito y a la vez tenue. Luego, abrí tus piernas para entrar en el templo que me invitaba a orar entre placeres, goces y gemidos. Sentía como te hacías esperma, era como si mis dedos moldearan la cera de la amarilla llama. Bajando por tu vientre hundí mi boca en tu sexo, sentí como temblabas, sentí correr el deseo dentro de ti, probé el sabor más fuerte que tu sexo podía entregar, profundamente alcancé el fondo de tu alma, hasta sentir como explotabas de deseo, en un orgasmo infinito de gritos y gemidos ahogados, mientras te deshacías entre mis labios. Flexioné mis brazos, para mientras tus piernas permanecían abiertas, clavarme dentro de ti.... entrar y salir de tu alma, mientras los gritos se ahogaban entre las húmedas sábanas. Eras infinitamente orgásmica,

Candente...

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Entre al cuarto la vi durmiendo entre las sabanas.... quería saber que había debajo de esas telas .... tiré de ellas hecho un primitivo primate atrapado por sus instintos.... su piernas desnudas y sus senos cayendo entre sus brazos..... estaba tan tibio su vientre, que sólo atine a tirarme entre sus piernas y sacar esa bombacha que dejaba cubierto todo lo que quería ver.... pensaba en lo jugosa que estaría en su interior... al sentir mi boca en su sexo se entregó a mis placeres se dejó llevar y rendida cayó entre batidas sobre mis brazos....ese olor de amanecida me excitaba tanto.... ese sabor cremoso y pegajoso embadurnando mis labios... uuuuuuuuuuuuuuffffffffffff ....... ya cálmate........estoy que reviento..... me dijo y sin atinar a nada ..enredó sus piernas en mi cuello y llenando de gemidos el silencioso cuarto , fui atrapado por sus piernas mientras empujaba su sexo hacia mi...... me enterraba cortando mi respiración . pero era tanta mi temperatura , que no paré hasta verla ag

Sirena

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Ese día llegaba cansado después de un arduo día de trabajo, después de abrir la puerta entré con la idea fija de darme una buena ducha. Cuándo abrí la puerta me encontré con Sirena, estaba quitándose el maquillaje, su culo parado detrás de las enaguas se exhibía pomposo, el colaless se perdía entre sus nalgas morenas. - Hola, como te fue - preguntó sin dejar de hacer lo que hacía. - Bien, estoy algo cansado..... Me desvestí siguiendo la idea que traía del trabajo, una ducha, al pasar entre el muro y Sirena mi piel se rozó con la suya, ella sin moverse, replicó. - Huy...que llegaste atropellador.... Me quedé congelado, su piel suave y cálida me invitaba a tocarla, me puse tras de ella, y como las manos de un pulpo acaricié su suave piel, sus nalgas rebozaban deseo, cálidas y lánguidas se dejaban tocar, mi verga entrando en ebullición se detenía entre esos dos hermosos pedazos de carne, ubicándose sobre sus glúteos, descansando en su ano ardiente y resbaloso por las cremas que en su c

Shang Yue...

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Sinuoso e imponente, erguido ante tus ojos como un timón direccionado.... como lanza en ristre apuntando a tus ojos y seduciendo tu mirada, como escultura griega, frío y conteniendo sus pulsaciones, esperando ser envuelto por tus labios, atrapado por tu deseo. Tus ojos cohíben, tu mirada excita, sin embargo, mantengo compostura, espero tus ordenes y me dejo observar. Una y otra vez recorres mi cuerpo expuesto desnudo, digno a tus atenciones, luego desvías la mirada, respiras, puedo sentir tu aliento cálido y el pulso de tu corazón extasiado... pides que voltee, vuelvo a sentir tu mirada traspasando mi piel, atrapando mi corazón, me recorres una y otra vez, siempre te detienes en mis nalgas, un turbado sentimiento me atrapa, casi una caricia sobre mi espalda, aún no me has tocado, siento como me sumerjo en mi morbo avergonzado... siento como me convierto en tu juguete, en tu fetiche, y aunque muero porque tus manos me alcancen, siento terror de lo que provocarás en mi... tiemblo, pued

Vida salvaje.

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Se dio la vuelta, me miró e intentó despistarme entre los repletos estantes. La seguí de cerca para no perder el rastro de su perfume, que se mezclaba con el aroma del papel de los libros de aquella librería de viejo, y porque tenía la fuerte presunción de que algo iba a ocurrir entre los dos, justo a esa hora absurda. Se detuvo a leer la contraportada de una novela. Alguien intentó pasar por detrás de nosotros en el estrecho pasillo que formaban las estanterías. Me apreté contra ella para dejarle pasar. Al sentir contra mi entrepierna las firmes nalgas a través de su liviana falda, una contracción de mi sexo fué inevitable y un movimiento involuntario rozó las suaves carnes, como cuando uno entra en una piscina la primera vez en un verano que no ha hecho más que comenzar. Fue apenas un roce, pero nuestros cuerpos entraban en contacto. Debió sentir lo mismo que yo, porque vi erizarse el suave vello en sus brazos y sus caderas se impulsaron hacia adelante instintivamente, me miró a l