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Te preguntas...

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Sus labios besaron mi sexo erecto y vibrante. Su lengua buscando el sabor más intenso en mi piel. El pubis bañado de ella, el suyo, suave entre mis labios. Sujeté sus caderas con mis manos , mientras me hundía en sus carnes, serpenteando mi lengua con pausa y su vientre agitado diciendo que me sentía dentro, mientras mi lengua buscaba el último rincón... que fragancia sublime tiene su cuerpo cuando acaba entregándose a los juegos de mi boca. Un día estás desnuda frente a mi, preguntándote porqué?. Mis manos y dedos se sostienen a tus caderas, mi ojos miran fijo a tu sexo desnudo. Te volverás a preguntar, mientras mi boca se acerca a ti hundiéndose entre tus labios donde los arroyos se vuelven cause, desnudando tus deseos....tus vellos enredados en mi nariz bañados por torrentes de zumos efervescentes. Mirando al cielo te volverás a preguntar, - ¿qué hago aquí con mi sexo entregado a sus juegos?-, mientras tus labios bajos irán soltando su perfume; húmedo, destilando entre gemidos y te

La última copa. (relato Juevero de Inma)

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Cuando quedamos solos, me invitó a una última copa y nos sentamos guardando las distancias.  Esa noche, tenía el convencimiento que debía marcharme, que aquello era una encerrona y que no podía terminar bien, pero no pude hacerlo. Aunque estaba decidido a dejarla el calor de hogar pudo más que el resentimiento.  Estábamos conversando, cuando apoyó su cabeza en el respaldo del sofá y solo sé que sus labios se entreabrían jugueteando con la lengua, chasqueando el aire, incitando a los míos a seguirla el juego de cerca. Mi boca se enterró en sus labios, empezamos a acariciarnos, a sentirnos , y ya no pudimos parar. Aquel beso se convirtió en pasión, en una extraña conexión que encendió la hoguera. Me subí encima, para poder mirarle a los ojos mientras le besaba.  Sus delicadas manos agarrando mis nalgas, dibujando mi cuerpo, al tiempo que con un movimiento acompasado marcaban el ritmo que ella deseaba que siguieran mis caderas. Noté sus manos escarbando entre los botones de mi camisa y d

El fruto de la gratitud. (reto juevero de Dorotea).

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"Si vas a hacer algo relacionado con el sexo, debería ser cuanto menos, genuinamente perverso."         (   Grant Morrison) Cuando tus dedos se empapen del almíbar... cuando su cuerpo se vuelva suave... cuando de sus piernas escurra la humedad, te revelará su secreto. El zumo será lo que esconde su deseo, déjate llenar de él, que de ahí brota como cause de río, como lluvias doradas..... Para extraer zumo de ese fruto simplemente con una ligera presión de las manos, debemos cortar la fruta en vertical y disfrutarla con la boca encondiéndola entre los labios.  Primero cortando la parte más abombada de los labios que le rodean (piel y albedo), y entonces y sólo entonces, ya podemos cortar en el mismo sentido vertical dos o tres veces, extrayéndolo con nuestros labios y dar dos besos en cada mitad. En el centro de la fruta esta el secreto, el éxtasis escondido. Luego le das las gracias y ella devolverá el gesto con sensualidad, devorará con la misma gula que tu le ofreciste.  Una

El encuentro. (relato de jueves, Demiurgo)

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Coral, embriagada por la copa de licor entre las manos escuchaba mis relatos con exquisita sensualidad, mientras sus dedos resbalaban entre mis muslos. Su coquetería borracha, seducía. Me dejé llevar por la música de un jazz que que envolvía la situación, proveniente de algún rincón del hotel . Sus dedos con encanto febril, danzaban sobre mi sexo. Los abría en forma de tijera y los deslizaba por mi bragueta, desabrochando cada botón. Por unos momentos, la embriaguez del perfume que inundaba el cuarto y mis delicados relatos, le hicieron volar, trasladándola, a un rincón, tan lejano como su recuerdo. Su mano tibia se posó sobre mi sexo, hasta soltar el último botón. Lo tomó con suavidad, la tibieza de su boca lo envolvió todo. Caía pesadamente sobre el respaldo del sofá, perdiéndome en un laberinto de deseos. Mis ojos divagaban extasiados por la habitación, grabando cada rincón, cada momento, mientras ella mantenía un ritmo cadencioso sobre mi piel. Al caer mi vista sobre el piso de no

Deseo rural.

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Al pasar por el camino, donde el polvo se levantaba sin compasión, vi a una mujer de sabrosas caderas colgando ropa en el tendedero, mientras la tierra levantada, la cubría de desaliento. Me detuve a pedir disculpas, con la intensión de verla de cerca. Su cuerpo ceñido por la humedad y la transpiración de la tarde, la hacía ver muy sensual. Las telas de sus vestidos eran delgadas y gastadas, donde su cuerpo se dibujaba con fuerza , en detalle, sólo una mínima prenda , escondía su sexo, al mirada de quienes la podían disfrutar. Me invito a pasar para que tomara algo refrescante, mis labios acusaban la sequedad del largo viaje entre caminos rurales. La miraba con un deseo que solo iba en aumento, la luz y calor del desierto se sentían en la ventana, pero la sequedad del aire refrescaba en la sombría casa protegida por los escasos árboles que le rodeaban. La casa se encontraba a orilla de camino y parecía olvidada por el tiempo, era más bien pequeña y los adobes la protegían del intenso c

Avecilla pasajera. (Relato Juevero. " Ojos que no ven" 12/08/2021).

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Vuela libando la flor, detenido en el tiempo y el espacio, danzando con sus alas en el viento. Las seduce rozando apenas su infinito, invocando el deseo, robando besos, preparando a sus musas para el acto sexual. La flor se abre recibiendo a su amante, gime lasciva, silente, ansiosa . Abre sus pétalos, pincela su vulva expectante. Él la espera, la  dilación lo motiva, la prorroga, lo excita. Ellos se alimentan del néctar, y su capacidad de sostenerse en un punto fijo, unido a un pico y lengua, que funcionan con una magnífica precisión  , les garantizan acceder a ese néctar sin necesidad de tocar o apoyarse en ellas, no importa lo delicada o inaccesible que sea para otros. Nunca sabré si ese trance tiene, un aura orgiástica. Pero lo cierto, es que él  fertiliza con precisión quirúrgica. Para ello, primero ingresa raudamente, en busca de la cámara de néctar, que está casi en el fondo, provocando jadeos, gemidos, alucinaciones que transportan a su victima al Valhalla del amor, al centro

Piel desnuda. ( A garcía Lorca)

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" Mirando sus ojos me parece que bebo su sangre lentamente..."                Adela, acto II, segunda parte. La casa de Bernarda Alba. La caricia del viento cosquillea sobre su piel, naciendo del vientre una caricia que se mueve como el junco, que apenas roza el agua en un día de primaveral. La piel se eriza al roce de una caricia. Los pezones se despegan de la curvatura de los senos, el vientre se adelgaza, los vellos se levantan y una ligera gota de sudor corre libre por tu cuerpo. El corazón late como el trueno en noche de tormenta, los labios gimen, los ojos se cierran dejándose llevar, por la ola de calor que del fondo de tu vientre nace. Quieres que el tiempo se detenga, que los dedos suaves te acaricien. Sientes morir el amor y despertar el deseo, gimes. Enloquece el vientre, jadeos rítmicos, tu mente se oscurece, sientes que una parte de tu piel se entrega, abriéndose al goce de un capricho. Húmeda, deslizándose dentro de ti, la serpiente despierta los gemidos, tu vi