Ola


Sólo sentí escapar un ligero gemido que ronroneaba entre sus labios... su vientre se elevaba levantando su cintura como la ola suave de una tranquila bahía, separé sus piernas para entrar suavemente en ella empapándome de su humedad.
Gimió delirante entre sabanas, mientras sus labios se secaban. Sus gemidos se volvieron gritos de agonía, y fue cediendo a los espacios que mi sexo exigía...
Juan De Marco

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