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Al Borde del abismo..

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Alguna vez leí poesías eróticas , y una de estas fue " A orillas de tu cama", eternamente larga e interminable me hizo recuperarla y sobre escribir en ella algo de mi sobre las palabras del autor, sería plagio, pero para mi fue la perfección. La escribió un tal José Medina jimenez y yo cosecho de las palabras que él sembró: "Dos cuerpos empapados, bocas húmedas, labios mordisqueados, gotas de sudor como estrellas, cuerpos y pasiones enredados, y como testigos la pared, la ventana, sabanas arrugadas y gemidos de dos personas en una oleada. A orillas de tu cama, a orillas de tu instinto, al borde de lo inimaginable... contemplas la luna tras los cristales, tu mente dirige un disparo al vacío... un estruendo en mi piel y aparezco ahí... a orillas del deseo. Mis manos respirando en tu cama.Caen mis labios al abismo, llegan a su primer destino dorado y canta la agonía de tu desnudo cuerpo... Mis ojos deleitan mi fantasía; mi cuerpo susurrándote . El desenfreno avan

Caricias de Don Juan De Marco...

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" Mis ojos te observan, mis dedos te tocan, mis labios te besan provocando un estallido de humedad en ese lugar cálido y ardiente donde se esconde el deseo. Unos dedos que como alas de mariposas inquietas descienden al jardín del deseo, buscando de tu sexo arrancar la miel del pequeño océano donde se pierden tus pudores. Labios y lengua fundidos te buscan inquietos hasta ahogar la fuerza de tu interior, naufragando en oleadas de placer y gemidos de pasión, muriendo poco a poco, piel a piel, en el eterno abrazo del èxtasis... Impulsos que me transportan hacia tu cuerpo moldeado para mis manos, se confabulan con mis labios deseosos de humedad, los imagino entonces besando y bebiendo el sabor de tu cuerpo, te sostengo, estoy entre tus piernas con mi boca murmurando tu nombre. Entonces tu respiración se agita y nuestros cuerpos se estremecen, mis dedos descifran tu cuerpo y guían mis manos a lugares seducidos por mis caricias, tus labios enrojecen, te has entregado al delicado movimi

Las Sabanas de Lía...

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" y entraba por las noches por su ventana, como la brisa del mar. Su Fragancia estaba por todas partes. Al levantar las sabanas, su cuerpo yacía desnudo, sus nalgas acariciaron mi llegada, y entre sus piernas la suavidad húmeda de una noche muy agitada... ella aún sudaba sus sueños, y su sexo así lo reflejaba... no podía resistir la provocación de tocarla. Para no despertarla, me acerqué a sus nalgas depositando el más dulce de los besos, provocando la separación instintiva de sus muslos. El vello púbico se asomó entre sus piernas, y mis dedos intentaron tocarlos, no quería depertarla, los rocé con mis dedos, y sus piernas se cerraron atrapándome en su ya mojada morada... sentí que el mundo se hundía entre sus piernas, y la tibieza que de allí emanaba me hizo caer de rodillas en su cama... mis dedos se hundieron succionados por la suave humedad, y sus gemidos inundaron la habitación...nada demoramos en jugar entre las sabanas, me esperaba hacía horas mojada..." Don Juan de M

Dialogando con Erótika...

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... Y la piel cálida y pecosa de una pelirroja, evoca la lujuria de una ola que rompe en la playa, removiendo lo que sale debajo y haciendo emerger el espumoso deleite del amor... "Aquí estoy medio desaparecida sumergida en el otoño, en el silencio de mi cama vacía, en la caricia que no roza mas que mi cuerpo, y es cierto disfruto de mi silencio y de mi noche, me disfruto a mi misma mi piel es suave no en vano las eternas horas restregándome exfoliante y los benditos productos para que le tiempo no me inunde ni sumerja en la tierra movediza y sin retorno, mientras mi corazón se queda estancado en estas letras deshojadas que no saben pensar en nada definitivo, como si el amor hubiera perdido el sentido, como si el silencio que tanto ansiaba ahora fuese una tortura para desandar el nuevo camino. Aquí sigo quieta y desnuda, dejando que la vida me lleve en su marejada hasta ahora amarga y melancólica, mostrándome nuevos horizontes, nuevos brazos, nuevos besos, me dejo llevar como siem

Dialogando con Arkantis.......

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"... dormía, y una de mis manos bajo a sus nalgas, su camisón se había subido hasta sus caderas...No lo resistía, sentirlas desnudas...Dejé que mis manos la acariciaran suavemente con mis dedos, mientras la suavidad de su piel se estremecìa. Su cuerpo se acomodó a la caricia, sabía que le agradaba... luego un dedo dibujó la linea que las separaba y sólo se detubieron en el crater sudado, rugoso y fragante. Luego mis dedos alcanzaron mi nariz disfrutando el aroma que la noche había dejado en su cuerpo... -delicioso- repetía somnolienta... Habrió los ojos y me miró con ellos dormidos, el sol se reflejaba en sus pupilas, en cada mirada me poseía... -Hazme tuya... - y acarició suavemente el prepusio que mi deseo cubría...." Don Juan De Marco..." Dialogo con Arkantis"...

Sus labios, sus dedos...

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"...Ella no podía resistir la tentación psicológica de continuar ininterrumpidamente con la estimulación. Sus manos no dejaban de mover la piel que cubría mi sexo. "Punto de desencadenamiento" de la eyaculación. Al momento de empezar a sentir que el orgasmo se hacía inminente, mi mente empezó a divagar. Sentía como se apretaba mi cerebro dentro del cráneo, una corriente se descargaba en mi cabeza, imposible de evitar. Seguramente, resistir la compulsión de continuar, hacía mucho más larga la "excitación". Mi pene se endurecía creciendo entre sus dedos, apretaban mis testículos. Apretaba para sentirlo crecer en pulsaciones, erecto e hinchado, bombeaba con fuerza como volcán a punto de erupción. Estoy muy excitado y la erección es plena. El pene está muy duro y la eyaculación es inminente. tengo una sensación como de no aguantar más, siento como esa fuerza baja de mi cabeza atravesando mi corazón. Ella lo engúlle entre sus labios y aprietan hasta ahogarlo. La co

El Barandal en Parìs...

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"... y mientras sus ojos a la lejanía miraban, levante la tela que sus nalgas cubría... ella apoyada en el barandal del balcón, y tras de ella, don Juan acariciando sus nalgas mientras al paisaje gemía... -Despacio, quiero sentirte despacio- entre gemidos repetía... Y yo abrí mi pijamas, y deposité mi sexo entre sus nalgas, dejando que este las acariciara... mientras mis manos en sus senos estaban... El cuello se retorcía entre besos y miradas... y su cuerpo al barandal se apretaba... La noche cubría de estrellas el banboleo de nuestros cuerpos mientras el barandal temblaba, cada roce de su sexo con el mío, provocaba espasmos en el aire... La luna, testigo de la dionisia relación, vibraba en las alturas, y con sus rayos alumbraba cada rincón de su cuerpo suplicante en las alturas... Meloso y suave su sexo recibía cada embestida, y sus senos dibujaban la excitación en su piel...tibia sus nalgas se dejaban rozar por mi sexo, y despertaron los gemidos escondidos, hasta que sin provo