Melancolía

"Pamela en mis años de estudios me había marcado para toda la vida, hoy en la desesperanza me alcanzó el destino poniéndola justo frente a mi en una tarde de sol tibio, y como en los viejos tiempos nos dimos cita esa tarde, sin preguntarnos que pasaría después...
Escuchaba desde la cama como la ducha mojaba su cuerpo, como sus gemidos atravesaban las murallas del baño del viejo cuarto. 
Yo le esperaba semi desnudo tendido en el colchón enmohecido por la humedad de la vieja habitación. El barrio mágico, entregaba esa magia de estar tan cerca del bullente, pero, solitario centro de Santiago en día de domingo, y tan lejos de él, como la altura de los edificios lo permitían. Podía imaginar como deseaba salir de aquel cuarto de baño, con su pelo envuelto el una toalla. Yo, inquieto jugaba con mis manos bajo mi ropa interior esperándola…el mantener las manos tibias en la fría habitación era un esfuerzo enorme, mientras la vieja caldera no dejaba de funcionar...Un hotel barato, pero sin embargo, era la antigüedad de la vieja casona restablecida para fines de motel, la que hacía que mi imaginación volara, cada detalle estaba hecho de adrede, cada rincón de ese motel guardaba una historia de amantes… como nosotros... Furtivos y escondidos de las miradas de nuestras respectivas parejas, que ni siquiera alcanzaban a imaginar lo que hacíamos escondidos tras la escusa de tomarnos un café.
De pronto la ducha se detuvo paralizando mi corazón… el momento estaba más cerca que nunca. La impaciencia tenía mi sexo mojado por el sudor y endurecida por el juego lujurioso de mis manos…mis testículos estaban hinchados de deseo, llenos del más exquisito de los manjares…mi mujer se arrepentiría de su infidelidad culposa mente escondida.
Guardé silencio en la espera, no dejaba de mirar la roída y oxidada manilla que abriría el escenario más maravilloso que podría recordar. Sentí como la vieja llave giraba dentro de la cerradura… esperé.. pero no salió, no pude aguantar, la lujuria entraba en mi mente poseyéndolo todo, y sentía como el corazón luchaba por mantenerse dentro de mi… me acerqué a la puerta y miré a través de la cerradura, detrás de la puerta podía ver sus nalgas blancas temblando por el suave masaje que se propinaba con la roída toalla, podía distinguir el fin de su espalda exquisita y desnuda… Me detuve a pensar mientras la espiaba, claramente sus nalgas le acusaban, estaban permanentemente ante mis ojos temblando…sentí que todo quedaba en silencio mientras volteaba hacia la puerta, su sexo brillaba, y sus dedos acomodaban sus labios vaginales para que se mantuviera perfectamente mojada para mi, rosada y enrojecida por el ejercicio que había tenido dentro de la vieja ducha de loza rústica.
Todo se puso Blanco, la toalla la envolvía y su cuerpo se acercaba impaciente a la puerta de alerce carcomido por los golpes del uso que había en ella. Volví a la cama y me desnude para tirarme sobre la cama de bronce, que no dejaba de rechinar, y tiré la sabana que había desordenado para sólo cubrir mi sexo a su salida, la estiré para que mi sexo se dibujara bajo las telas। Cuando ella salió del cuarto de baño, me quedó mirando a los ojos incitándome con sus preguntas…
-¿Me esperabas?.- no respondí, dejé que sus ojos buscaran las respuestas a la luz de las sabanas revueltas. – mmmmmmmmmmm, creo que si- me dijo con sus ojos bien abiertos y fijos en el sexo que se esbozaba debajo de la tela.
Mis ojos fijos en ella, su cuerpo se dejaba traslucir bajo las telas de la delgada toalla, la luz que entraba por la ventana, la esculpía con su cálida luz.. el espectáculo era maravilloso. Su cuerpo aún mojado era el dibujo del pecado original.
-¿ Qué ves?- preguntó।
-Nada… sólo un cuerpo que tiembla de lo mojada que esta- respondí.

Ella se acercó a mí mojando sus labios, temblando de impaciencia y esperando el próximo movimiento que haría.. Yo la esperé, y cuando estuvo cerca, desde la cama, estiré mis manos que fueron a desaparecer debajo de la empapada tela de que cubría su cuerpo. Sus piernas se apretaron atrapando mis manos entre los muslos, y su boca gimió tratando de contener el aire que quería escapar tras los gemidos tibios que salían de su alma… se alejó tratando de alargar el momento, tratando de ocultar el temblor que habían producido mis dedos rozando su sexo. Me senté sobre la cama, y tiré de la toalla dejándola desnuda frente a mí, ella se congeló en el tiempo y el espacio… yo no dejaba de mirarla de arriba abajo sin esconder mi deseo. Me encantaba, y deseaba tocarla con locura, pero me contuve, sabía que a ella le gustaba exhibirse frente a mí, le excitaba hasta perder la compostura. La atraje hacia mí, procurando tomarla de sus caderas aún tibias por el baño caliente que se había dado. Recorrí su cintura, bese sus nalgas dibujándolas con mis dedos, y acerqué mis labios a su vientre para recoger con mi boca las gotas que corrían por él, temblaba como una niña indefensa, pero deseando que mis manos y mis labios no se detuvieran. Ella, tiró de la sabana, para dejarme en la misma condición,y miró fijamente mi sexo, se agachó para alcanzar mis labios, mientras mis manos daban exquisitos masajes en sus senos, rozando sus pezones con delicadeza. Pero no quería detenerme ahí, y la tomé con fuerza tirándola encima de mí, procurando que su sexo quedara en contacto con el mío, y mis manos
pudieran disfrutar de sus nalgas redondas y aún duras a pesar de los años que habían pasado, las que apretaba con suavidad procurando que sintiera mis manos sin dañar su piel. 
La tendí sobre el colchón, y entre con mi rostro entre sus piernas apenas rozando su sexo, estaba mojada, extasiada … hasta que alcancé su punto de fuego, el que se fue hinchando entre golpeteos y chasquidos de mi lengua, le vi crecer, le sentí mojarse, sentí como su vagina convertida en charco, empujaba para que yo pudiera profundizar en su interior. Su fragancia era intensa y su sabor empalagoso… denso.. pero tan suave como jamás le habría podido adivinar. Su vientre se batía, su voz parecía desaparecer a ratos, y sus senos se fueron endureciendo, creando una locura, mientras mis dedos torneaban sus pezones endurecidos para soltarlos y estirarlos suavemente mientras crecían duros entre mis dedos. 
Mi lengua quería separar sus labios de su sexo y entrar  más adentro , ella jadeaba y gemía de placer , mientras su corazón amenazaba con escapar entre sus senos… su vientre era una serpiente enloquecida, que no dejaba de contraerse ante los besos que no dejaban de caer y saborear el manjar , la miel más pura que jamás probaría, los gritos y jadeos se apoderaron del viejo cuarto, su cuerpo agitado, hacía gruñir el somier, el bronce golpeaba las murallas, luego una corriente de néctar empapó mi garganta, me baño en miel espesa, ahogándome… abrí sus piernas y me deslicé dentro de ella hasta topar el fondo  mojado…  baile dentro mientras ella jadeaba de placer. Agarrada a mis nalgas rasguñaba desesperada clavando sus uñas en mi piel, hasta lacerar mis duras nalgas que no dejaban de clavarse en ella hasta que por fin exploté dentro, soltando todo el caudal que había contenido, mientras ella se bañaba y preparaba su sexo bajo las aguas de la ducha… mojada… resbalosa y cubierta del semen más espeso que no dejaba de salir, y rebalsar su sexo … ella se quemaba por dentro y yo me deshacía en ella liberando todo el deseo que habíamos creado tras los años de espera , palabra tras palabra… besos tras beso… luego rendidos y enredados entre las sabanas nos acariciamos hasta el éxtasis, mientras nuestros cuerpos seguían temblando al menor rose de piel…
Y gemimos en silencio mientras nuestros cuerpos seguían deseándose con locura, y agitados no dejaban de temblar  y se preparaban para una segunda herejía.
Llamamos para saber que pasaba en nuestras casas, y decir que nos atrasaríamos, mientras los dedos volvían a desaparecer en nuestros cuerpos sudados. "

Don Juan, Meláncolía

Comentarios

Monica ha dicho que…
"el punto de fuego"
muy bien definido y rematado ;-)

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