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La llave

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" y cada vez que llegaba a su puerta, metía la llave y sin hacer ruido alguno, la quedaba mirando por el visillo. Sus piernas majestuosamente abiertas, y sus dedos envueltos en aceites haciéndola suspirar y gemir entre las sabanas. Menudo espectáculo regalaba. Sus dedos untados resbalaban entre las carnes con suavidad, parecían tejer luces en su cuerpo, su vientre bailaba mecido por los hábiles dedos que la remecían en pequeños movimientos exaltando su esencia. Sus caderas se recogían, hundiéndolos aún más en sus carnes, para luego resurgir untados de salvia, que como telarañas quedaban prendidas a sus muslos, y todo iba a dar a su boca, que con gran esmero y disfrute eran absorbidos por su lengua, sacando a lamidas el intenso sabor. Los gemidos ahogados y mordidos sobre las almohadas, rebotaban en el silencio, mientras la angustia hacia que se apretaran sus muslos atrapando sus dedos presos en el sexo que no dejaba de latir. Finalmente su cuerpo dibujo la tensión en su

Divina locura

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"... En esas calles donde un día el amor fue desechado, para introducirse en los callejones de la perdición... donde las manos se amarraron para tocarlo todo, sin pudor, mientras se deslizaban bajo tus faldas e iban tirando los encajes de tu ropa interior, donde los dedos arrancaron el deseo a golpes suaves y caricias sedosas, donde tus senos abrieron el escote para ser devorados entre mis labios. Donde un dedo, sólo un dedo bastaba para arrancar lamentos y gemidos de tu garganta, donde recogía con hambre cada gota que destilabas, donde el gemido se volvió beso ahogando los fantasmas de mi extasiada obsesión por el sexo mojado..." Juan de Marco

Amanecer

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"... Dormía, y una de mis manos bajo a sus nalgas, su camisón se había subido hasta sus caderas. No resistía sentirlas desnudas. Dejé que mis manos la acariciaran suavemente con mis dedos, mientras la suavidad de su piel se estremecía. Su cuerpo se acomodó a la caricia, sabía que le agradaba... luego un dedo dibujó la linea que las separaba y sólo se detuvieron en el sudado, rugoso y fragante espacio del deseo, mis dedos alcanzaron mi nariz disfrutando el aroma que la noche había dejado en su cuerpo. -delicioso- repetía somnolienta... Abrió los ojos y me miró con ellos dormidos, el sol se reflejaba en sus pupilas, en cada mirada me poseía..." Don Juan y sus obsesiones...

El despertar

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"... Desperté pensando que la encontraría dormida, sin embargo sus ojos destellaban luz, sólo miraba , sus dedos, recorrían el contorno de mi pecho, mientras su pierna montada sobre la mía, rozaba la carne dormida de un sexo que se mantenía activo incluso mientras dormía. Sus dedos lo alcanzaron para despertarlo, diestros, despegaron la humedad de la noche dejándolo desnudo, estaba expuesto, erguido y esperando unos labios hambrientos. Me contuve de tocarla. Cual diestro jinete abrió sus piernas en el aire, y se dejó suavemente, su piel se humedecía, cálida y latente. Nunca supe como sin tocarme, mi sexo se hundió en el de ella. Lo demás es historia y caudales de deseos. Ella Sólo pensaba en como destapar y recoger la semilla contenida en mi alma y a punto de escapar enganchándose en una nube de vapor. Las gotas brotaban como la esperma de una vela apenas encendida...." Don Juan , Una noche de primavera

Lujuria

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"Cuántas veces recorrí el mismo sendero y terminé en el mismo sitio... como siempre estaba tibio y húmedo. la sabia brotaba como siempre del mismo color.... el cremoso centro que lo adornaba lo bebí hasta quedar tirado entre sus muslos, el más delicado sabor y la fragancia más profunda tranquilizaron mi piel". Lujurias de Don Juan

Amor Turco

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" Con el rostro cubierto por el sudado pañuelo, dejo que sus mantos cayeran a la arena. Desnudo frente a la mujer, que perdida en el desierto no dejaba de preguntarse, ¿ porqué un hombre tan moreno le seducía sin siquiera imaginar su rostro?, pero su cuerpo prendía en deseo al verlo a torso desnudo y buscaba resolverlo bebiendo de él, un calor que no dejaba tranquilo esos pectorales, donde las gotas de sudor corrían por las tetillas, apagarían su sed. A besos fue bebiendo el sudor del beduino, mientras este se contoneaba de deseo y dejaba escabullir sus manos bajo las faldas de aquella turista, que no pensaba en nada más, que descubrir a que sabía el cuerpo salvaje de aquel extraño amante, aquel surgido de las arenas candentes del abandonado desierto que lo escondía a los ojos de las mujeres que en esas arenas se perdían. Esos ojos negros que no dejaban de mirarla fijamente. Las calientes manos del beduino,sabían como excitar con sólo apretar las nalgas desvestidas por los d

Mientras esperas

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"Esa ansiada espera que te va mojando por dentro, que va disparando tus pezones hasta alcanzar la dureza plena, que hace de agua mis labios mientras te imagino desnuda parada en el portal. Ahí , abrigada por la luz que se cuela entre las rendijas de la vieja puerta, aquella que el sol se va comiendo al pasar de los años.... tus piernas tiemblan mientras tus dedos buscan liberar la pasión contenida entre esos pliegues que exudan un aroma intenso, mientras por tus muslos corre el testigo del deseo, ser alcanzada por dedos salvajes, que no dudaran en abrir tus labios vaginales para untarse de miel , espesa y profunda, arrancada de tus entrañas por la pasión, oculta del beduino que desnudo golpeará tu puerta para hacerte suyo, allá lejos quedaran las arenas muertas y doradas del desierto que alguna vez abrigó la soledad..." Don Juan, El beduino...