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La Renuncia...

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"Su imagen triste frente al espejo, y un cuerpo vestido de negro no para seducir, sino que para guardar un luto, la máxima expresión de sensualidad, hoy escondía, más que un deseo, una pena que parecía que nunca iba a olvidar. Pero ese espejo aún le reclamaba que estaba vivo, y aunque la congoja la paralizaba, su sexo aún solía humedecerse al escuchar palabras acerca de su belleza. Era cierto, de su lado había partido el único hombre que había amado, pero del otro lado del espejo, había una mujer distinta, una mujer que relucía por su belleza, la imagen que aparecía y desaparecía del cristal, no se conformaba con lo que la vida le estaba arrancando... la libertad de volver a sentir unos dedos recorriendo su cuerpo, de ser tocada y deseada, aún era muy joven. Aunque su corazón llorara, al otro extremo de su cuerpo había un sexo que aún palpitaba, y curiosamente, era él mismo, quién le alimentaba. Seguía enviando sangre para que este permaneciera vivo.Era una imagen bellísi

Todo en ti se volvía poema...

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Deseaba tocarte, tomarte entre mis brazos, y hacerte mi mujer una vez más. Al entrar en el cuarto todo estaba en silencio. Las fragancias de nuestros cuerpos inundaban el aire, almendras e inciensos, se tomaban el espacio. La brisa marina luchaba por apoderarse de todo, pero el olor de nuestras pasiones finalmente le arrebataba su lugar. Todo estaba a media luz, por la ventana sólo algunos rayos sobrevivientes del atardecer se colaban por las cortinas de gasa. Al acercarme a nuestra cama, pude ver como un rayo de sol, todavía acariciaba tu piel, las sabanas dividían tu cuerpo en dos, por un lado tu espalda desnuda, y por el otro, tus nalgas acariciadas por el sol. Una tremenda sensación se apoderó de mi mente, apoyándome en la cama, besé tu espalda desnuda, mientras mi mano se apoderaba de tus nalgas, quitando las manos del sol. No despertabas de tu somnolencia, y tu cuerpo temblaba al roce de mi mano, mientras mis labios se daban un banquete con el sudor que corría por tu piel. Te aco

El goce de un amanecer...

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 Hoy desperté desnudo...sólo las sábanas cubrían apenas mi sexo erguido,duro,sudado y de fuerte fragancia, yo creo que quien entre en esta habitación lo podría sentir. Somnoliento me dejo acariciar por mis dedos. Al acariciarlo puedo sentir el deseo que esconde,la inflamada vena que lo mantiene duro, vivo , preparado para recibir a quien quiera adorarlo.Mis manos lo miden, lo estiran... esta fuerte, puedo sentir la ganas que siente.Lo empujo hasta ponerlo entre mis muslos, me gusta sentirlo duro.Lentamente descubro su cabeza, brilla de deseo, y las bolsas están hinchadas... guardan tanto semen adentro, que lo puedo sentir queriendo empujar para afuera.. Mi mano se deleita moviendo su piel....las venas se ahogan entre mis dedos... una roca, dura y caliente, como la piedra volcánica que esta por salir del centro de un volcán.... hierve .... siento como con mis ojos cerrados, mis deseos se disparan, desean no perder ni una gota, desean que alguien entre sin avisar, el morbo de que me

"Entre las piernas de Lisebe "

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" Y el último de mis besos se perdió entre sus labios húmedos, mojados de deseo, enardecidos por el jugueteo de mi lengua en ese pequeño razgo de carne que endurecido, no dejaba de temblar hasta llenar mi boca del sabor más intenso. Sólo despegue mi rostro de su sexo para mirarla mientras se devatía entre la vida y la muerte de un instante eterno." Don Juan , A mi amante eterna.

Seduciendo a Coral.

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Mi experiencia  me indicó que la joven no estaba lista para complacerme tal como lo deseaba, enteramente. Sin abatirme, me dirigí al cuarto de baño y preparé la bañera con exquisitas sales aromáticas y jabón espumante, abrí una caja dorada finamente manufacturada, y saqué una bella bata color palo de rosa de exquisita seda. El cierre de ese vestido fue deslizándose entre mis dedos, mientras disfrutaba del paisaje de esa espalda espigada, cuyas huellas sobresalían levemente e insinuantes. Cada vertebra se le estremecía a medida que iba siendo desprovista del vestido. Su piel cálida y brillante incitando a ser besada y  finalmente, dos hoyuelos pronunciados, que parecían la señal de aviso de peligro ante aquellas sensuales curvas de sus caderas, como dos oasis ofreciéndose a mi sed de caminante. Al fin el ajustado vestido se desplomó ante mí y entonces los ojos se me abrieron desorbitados frente a la imagen extravagante de esos muslos redondos y erguidos; estos se asemejaban a dos prodig

Bebiendo a Danielle

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¨Voraz significa, beberte, comerte,mirarte,poseerte,..significa que tus piernas se abren ante mi búsqueda. Mis labios posados en tu sexo mojado.. mi lengua abriéndolo todo, dejando una estela de saliva en el húmedo rincón que esconde todos tus placeres, los más exquisitos deseos, lo más intenso de ti. voraz es todo lo que alcanza mi lengua enroscada, dentro de ti. Buscando el rincón más salado,el sabor más dulce, y la piel trémula cubierta de besos, aquel pequeño vestigio de placer, erguido escondido entre las carnes... cubierto del más espeso bosque de vellos, ... brillante y entumecido... encalidecido por mis besos. Danielle , déjame escarbar tus secretos, déjame sentir la fragancia entre tus piernas, el sabor cálido de tu sexo, la expresión máxima de excitación... revienta entre mis labios , déjate poseer por mi obsesivo deseo... dejame beberte todo." Don Juan de Marco 

Eva María, el último aliento.

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viernes 31 de diciembre de 2010 " El aire esa noche, soplaba bañando su vientre en granos, su cuerpo tendido sobre las sábanas de terciopelo rojo servían de cobertor... sus senos se agitaron al roce de sus inquietos dedos, y su vientre se deshacía en la mullida cama. Como suaves pinceles, sus dedos pintaban historias sobre su sexo humedecido por el roce instintivo que la empujaba. Cada dedo era un color más aplicado sobre tela virgen de sensaciones, y la evidente excitación que brotaba entre sus piernas. Sus dedos sujetaron la seda que le cubría, para en ademán orgásmico, desnudara su cuerpo dejando su sexo desnudo y brilloso. Bello a los ojos encantados del fisgón... Sus dedos no dejaban de rozar su piel y hundirse entre sus labios vaginales, los que salían brillantes por la miel que se generaba en su interior. No demoró mucho tiempo en brotar su piel en el vientre ante la cogida magistral de sus largos dedos de experimentada delicadeza. Tan sutiles caricias hacían agitarse mi c