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"La mujer, el principio y el fin de todo..."

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"..Mis manos, no sólo buscan el placer, suelen manejar los dedos para arrancar su esencia... despejar la mente y liberar el alma de una mujer... Las abejas no solo buscan el polen, sino que producen manjares exquisitos a partir de él, y van sometiendo a la flor para inmortalizarlas a los más exigentes paladares... Cada vez que unas piernas se abren para dejarse someter a los placeres, a mis labios, dejan escapar sabores que ni ellas mismas sabían que podían regalar... Cada vez que mis dedos dibujan su vientre sienten que vale la pena vivir... Modestia aparte por supuesto... Seducir es el principio que puso en mi mente el que me creó. ¿ lo puedes sentir ?.... Los sentidos están reinados por la vista como muchos creen, pero son los dedos los que nos describen a través del tacto lo que realmente siente una mujer, la humedad que obliga... el olfato el que nos anuncia su deseo, el que nos incita a seguir y el gusto el que nos dice si estas bien en lo que haces, su dulce sabor te habla

Soberbia derrotada...

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" Y la rabia que sentía por lo que ella llamaba un mal día que le había hecho pasar, no contenía sus deseos de castigarme para que mis manos ni siquiera imaginaran tocarla por una buena cantidad de días... Esperé a que se adormeciera calentando la cama, sabía que sólo había una barrera para la gran batalla, un largo camisón. Sin embargo, al pasar esa vaya, sólo estaba su carne expuesta a la maestría de mis dedos... Sólo un pequeño esfuerzo y la tenía expuesta a mis deseos, sabía que tras la rabia su sangre ardía, y fui subiendo la delicada tela para bajar por su cintura y el hueso de la cadera hasta el centro de su corazón sexual... y delicadamente, aunque recelosa de mis intenciones, se dejó acariciar. Mis dedos eran demasiado suaves y dóciles para resistir, he iban tocando justo el camino por ella prohibido... al llegar a él, mis dedos sintieron la humedad que venía desde dentro, y suavemente en sólo roces, dejé que mis dedos se deslizaran sobre su sexo abriendo las carnes enoj

Besos Hùmedos...

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"...Y de abrirme.. entera... para recibir.. tu candor.. tu delirio.. tu locura.. tu pasión más.. salvaje y caliente.. " Lisebe... " ... Y se abrieron las piernas de Lisebe rozando mi nariz, mis labios se posaron sobre la flor abierta que iba liberando su sabor, llenando mi lengua de exquisitos sabores agridulces, sabores que iba guardando en mi mente a pequeños sorbos de lujurioso deseo... Bailaban mis labios sobre su sexo cálido envuelto en la humedad que disparaba mis recuerdos en lo más profundo de mi mente...Mi lengua jugueteaba girando alrededor del casquillo dulce que que emergía entre sus labios menores y mayores provocando ronroneos en su voz mientras su vientre dibujaba olas de placer... podía predecir como se disolvería en mi boca... y sus piernas se cerraron arqueando su espalda entre regocijos... y sus ojos lánguidos me anunciaron la llegada que tanto esperaba su cuerpo ardiendo entre jadeos ... y se deshiso en mi boca derramando el néctar más apetecido... E

Dedos Bravos...

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"He de reconocer, que una de las cosas que se quedó para siempre en mi mente, fue ver a una mujer masturbarse, de ahí mi admiración por el deseo femenino y de como hay que conocerlo para satisfacer a una mujer. A los ocho años vi una mujer jugar con sus dedos por primera vez. Su nombre era Elena, y su rostro una faro en la oscuridad, mi prima Elena, la niña más maravillosa del mundo y mi primer amor. Su sensualidad era innata, sus ojos vivaces y su cuerpo puro sabor. Es raro, ella fue la que me enseñó el arte de la masturbación, y como conceder al cuerpo la satisfacción justa, esa que hace que una mujer se ilumine en la oscuridad, no les diré su edad, pero por el relato descubrirán, que eramos contemporáneos. Un día, a orillas del estero donde nos bañábamos en verano, sus ojos se iluminaron, y con toda su suavidad me pidió que nos metiéramos al agua, y aunque andábamos sin traje de baño, nuestra ropa interior nos vasto para envalentonarnos y abrazados, saltar al agua. Jugueteamos

FUSIÓN...

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Una Mujer Española... su Voz y Temperamento. Una Mujer Arabe... Y su Piel. Una Gitana... Y su Sensualidad. Don Juan De Marco

Deseo Moreno... ( A Rosario Flores y Julio Romero )

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La imagen de la sensualidad, del deseo y la fantasía más oscuramente escondida... aquella que brota de un corazón inquieto, es la imagen de una mujer morena... La fusión de la sensualidad de una mujer española y y la mezcla de la más salvaje de las pieles, la mujer arabe, símbolo de la sensualidad del mundo. El sólo pensar en pezones oscuros, cabellos negros salvajes, piel morena y sudada... Hace que todo mi cuerpo se disuelva como la sal en el agua. Cada vez que esta imagen rebota en mi mente me lleva por los caminos más oscuros, aquellos caminos que nunca dejaré de recorrer... Esa piel que brilla bajo el sol desnuda en un día despejado inunando de canela las fragancias del día, o en la oscuridad de una habitación.... sintiendo su voz , sus murmullos, sintiendo el loco palpitar de su corazón, jadeante y deseosa... esa mujer que te empapa de su sudor y su fragancia salvaje, hembra en celo... ese sabor que cuando saboreas suavemente va llenando el gusto y el olfato más exigente... y

El festejo...

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".. y entré por la ventana justo como lo había prometido... El cuerpo de Rebecca yacía desnudo en esa madrugada, sólo la sabana de seda dibujaba su figura. Estaba con los brazos abiertos tirados sobre la almohada. Levante las sabanas para admirar sus senos relajados que al sentir el aire sobre su piel , fueron endureciendo los casquillos de sus pezones, mientras su piel se iba cubriendo de granos... sus piernas abiertas exhibían un sexo mojado, embadurnado en de un espeso brillo entre sus carnes. La tentación de atarla y acariciarla no se hicieron esperar. Al abrir ella sus ojos pudo divisar la silueta del amante enmascarado, el antifaz con los hilos de seda eran de exquisito diseño, y la capa que envolvía su cuerpo desnudo, de brillantes pechos humedecidos por el calor de la noche la enmudecieron por un instante, y al querer estirar los brazos para acogerlo, se dio cuenta que estaba atada de pies y manos. Don Juan puso un dedo en sus labios pidiéndole que guardara silencio, in