Dos mujeres...
...La sociedad va dejando huella por donde pasa, y acepta o rechaza según sean sus intereses y costumbres. Si, he sido pintor desde que tenía uso de razón. Mis pinceles han plasmado figuras de pobres y ricos, ninguna sin un dejo de sensualidad. Los hombres de buen recaudo no aceptan a los artistas, y ningún padre recomendaría a un hijo que fuese un artista. Pero los mismos que rechazan, son aquellos que coleccionan pinturas y retratan a sus mujeres con los artistas de moda. Son los primeros en asistir a mis exposiciones, y los últimos en criticar mis cuadros. La sociedad lo exige. Las mujeres, mmmm, las mujeres. Ellas nunca se casarían con un artista, en consecuencia los hacen sus amantes, pues es cierto que su parte emotiva suele estar más desarrollada que su parte intelectual. Es así como empieza esta historia. Dos mujeres que visitaban mi exposición dejaban que sus maridos compraran las obras que ellas sugerían, su mirada sensual de los desnudos que dibujaba, hacían renacer en el