¿Dulce o truco?....
Puse un bol de caramelos en el arrimo de la entrada, me tire semidesnudo en el sillón con la tele encendida, descorché una botella de vino y abrí el libro de las vírgenes para celebrar el dia. Desperté en medio de alucinaciones y pesadillas eróticas media hora después. Al parecer había acertado: nadie llamó para pedir caramelos, pero sí estamparon huevos contra la fachada. Estaba indignado. No habría una tercera vez. Me quedé junto a la puerta, esperé en silencio y cuando sonó el timbre abrí con la furia. Me quedé inmóvil preso de la estupefacción.
—¿Dulce o truco?
La lujuria brillaba en sus ojos y su boca destilaba miel que hacia resaltar sus labios carnosos. La deseaba, desde el primer día, por eso accedí a que cuidara de mis plantas cuando yo no estuviera. Me gustaba observarle oculto tras las cortinas cuando salia es su bata a regar mis plantas con su voluminoso escote. Oculto, sí, los tabúes me frenaban. ¿Cuántos años tendría? ¿30?. Muchos menos que yo, aunque… parecían menos.
Sus senos y nalgas, se le marcaban debajo de la blusa y los jeans ajustados. No pude evitarlo y baje la vista recorriendo cada milímetro de su cuerpo, y al roce de mis ojos sus pezones se erectaron. Sentí sus dedos rozando delicadamente sobre la cremallera de mi sexo encerrado tras las telas. Abrí la boca para soltar un gemido apretado y deslicé su mano por mi vientre hasta apretarla con mi sexo y deje que jugara con el vello ensortijado, mientras sus dedos temblaban sobre el. Y busque con los míos los labios que se humedecían, el clítoris que se hinchaba dejándose dibujar. Pero no eran mis dedos los que describían círculos a su alrededor, los que seguían la estela del deseo, los que se hundían en lo más profundo de su sexo. Eran los suyos, y sus labios, sus dientes, su lengua que chupaban, mordían, lamían, cada vez más osados y atrevidos, cada vez más fuerte, cada vez más rápido hasta que cerré los ojos y me corrí en su boca.
Los abrí de nuevo. Me miraba en la distancia. Saludó con la mano. Yo le respondí con la mía que brilló, perlada de lubricación.
Su voz me sacó del sueño.
—No has contestado — Eche unas suny a mi boca, mordí mis labios y cerré la puerta con furia.
— Los dos....- y volví a abrir mi libro para seguir leyendo.
Juan de Marco.
¿Que tiene noviembre que lo hace diferente de los otros meses?
Moli Del Canyer, Noviembre 1, un dia para imaginar....
Comentarios
Un abrazo
Un abrazo. :)
Un besazo juevero
Lindo relato lujurioso,
Un buen noviembre.
Saludo juevero,
Pero la realidad suele atreverse a no ser como lo imaginado-
Saludos.
A veces se sueña tan vivamente algo, que al despertar... En fin. No queda más que olvidarse porque fue solo eso, un sueño.
Veo que te gusta la literatura erótica. En mi blog puedes leer algunos relatos y hasta un poema de este tinte. Si te aburres estás invitado a echarles un ojo.
Un saludo