Malizia. (relato de jueves Mujer de Negro).

Luego de la televisión, en 1975 llegan los betamax a Chile, y con eso la revolución. En casa de un amigo nos juntábamos a ver las películas que traía su padre de sus viajes. La primera película que vi, fue Malizia, de Salvatore Samperi y Laura Antonelli, película que marco mi vida para siempre. Mis primeros desnudos en la televisión. A esa altura, contaba con 13 años y toda la lujuria por delante.
Hoy la Mujer de Negro, nos invita a retroceder en el tiempo y recordar. Sin embargo, la televisión ya no era extraña en casa, y aunque guardo buenos recuerdos, creo que mi fascinación por las películas y el beta, superaron todas mis expectativas y vicios.

Llevaba tiempo fisgoneando a la nana de la casa por el ojo de la cerradura y esa película, me llevó a dar un paso más. 
Me hacia el resfriado y ponía cáscaras de plátano en mis pies para que subiera la fiebre, para que mi nana me cuidara mientras mis padres veían televisión. Mientras me cuidaba. Leía un libro que había sacado a escondidas del closet de mi madre, y yo trataba de mirar entre sus piernas. Sus medias de nylon se asomaban mostrando un portaligas, mientras mi fiebre subía y decidí destaparme para llamar su atención. Ya se asomaba mi erección debajo del pijama, cuando desvió sus ojos hacia mí y dijo:
-No te destapes niño, que tu madre se enoja.- Volvió a taparme, mientras mi sexo pulsaba...
-Súbete el vestido o le digo a mi madre que tomaste uno de sus libros sin permiso- dije decidido a cumplir con lo que había visto en la película.
-Noooo, shiiit-, rogó, mientras yo volvía a destaparme; finalmente accedió, sin antes susurrar que no me propasara, haciéndome con su dedo en los labios callar, mientras lo hacía.
Arremango su vestido, procurando no pasar la altura de las ligas.
-Más arriba-, le dije, mientras mis labios temblaban con ansiedad y miedo, siguiendo ella mis demandas. - ¿puedo tocar?-
-Noohj- gruño entre sus dientes, mientras yo hacía el gesto de gritar, entonces tapa mi boca y regañando dice entre dientes..- Bueno, un poco y cuidado hasta donde llegas o gritaré.- 
Alcance con mis dedos sus rodillas, y aunque la sensación de la media me desagradaba, deslice mis dedos acariciando su pierna, hasta alcanzar su muslo desnudo, justo después de la liga que la sostenía.
Su piel se vuelve suave, tibia y tiembla entre suspiros, y un ligero gemido de incomodidad; Mi erección se hace más grande, ella sube la vista al techo para no mirar, mientras mi mano sube acercándose atrevidamente a su sexo. Mis dedos, entran entre elásticos y encajes; Siento sus vellos escapándose y sus piernas se cierran apretando para atrapar mis dedos y decir:
-Detente, no te pases.- La tibieza de su piel, y su carne trémula me hizo seguir hasta tocar su sexo por sobre los encajes y temblando, aprete delicadamente, hasta sentir su humedad empapando los hilos y mis dedos.
- basta, basta... detente- volvió a susurrar, mientras se le escapaba un gemido cuando mis dedos se hundían entre sus carnes. Sentimos los pasos de mi madre en el pasillo justo cuando ella cayó en un orgasmo, dejándola de rodillas y yo me corría atrapado por el pijama.
- sssshhhiiiii, calla- me cerró la boca, mientras me arropaba.
-¿Todo bien? – pregunta mi madre.
-Si señora, todo bien- respondía con voz de aflicción, mientras bajaba sus faldas disimuladamente.
Al salir mi madre de la habitación, metió sus manos entre las cobijas para sacar mi pantalón, mientras me acercaba otro que estaba en el closet. Volvió a la silla y guardó silencio, mientras sonreía moviendo la cabeza.
-Duerme, o te volverá a subir la fiebre...

 Juan de Marco.

P.D. Lo siento Mujer de Negro, pero suelo ser un rebelde y no seguir siempre las reglas.


Comentarios

Mujer de Negro ha dicho que…
Nada que disculpar, Rodrigo, estás dentro de tu esencia y nos has compartido mucho más, en ese tierno despertar a la complicidad con tu nana, cálida y protectora.

Gracias por sumarte, ha sido grado leerte. Un abrazo
Campirela_ ha dicho que…
Nos has contado un relato donde la juventud hace que uno no se sienta reprimido y se lance, en este caso a la madre no la engañaron, sabía perfectamente que había ocurrido. Un abrazo
Neogeminis Mónica Frau ha dicho que…
De muy pequeño empezaste, jeje
El Demiurgo de Hurlingham ha dicho que…
Muy a tu estilo.
Me gusta.
Sospecho que la fue cómplice, lo permitió, tal vez lo estimuló.
Y apareció en el momento oportuno para salvar a la niñera.
Saludos
Xan Do Río ha dicho que…
Vaya niñeras, que lo enseñaban todo. Esas películas se recordarán para siempre, a mi la peli que me marcó en ese sentido fue Las edades de Lulú, una novela de Almudena Grandes llevada al cine por Bigas Luna. Un abrazo.
Gabiliante ha dicho que…
Jajja. La fiebre ya te había subido hacía un momento. Y la responsable estaba cerca.
¿Cómo es eso de la pieles de plátano?
Abrazoo, gustab
Ginebra Blonde ha dicho que…
Hay despertares como volcanes que, sumados a la inocencia natural, fluyen intrépidos e imparables…

Y tú lo narras, siempre, exquisitamente delicioso…

Un placer tu aportación, querido amigo.
Abrazo grande 💙
MOLÍ DEL CANYER ha dicho que…
Hay que ver lo que produce el recuerdo de una buena película de cine...Un relato encantador lleno de descubrimientos.Besos.
Myriam ha dicho que…
¡Qué pícaro el nene! jajajajajajaja
¡Y que bien que con las cáscaras de plátano obtubiera tan buenos resultados!
jajajajajaja

Un abrazo
Marifelita ha dicho que…
A través del cine y la televisión siempre descubrimos mundos desconocidos! Con su ayuda y esas hormonas siempre descontroladas a esa edad... que explosiva combinación! Un saludo!

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