Sex uber.

Hoy me saldré de mis acostumbrados textos, para contarles una nueva experiencia. La pandemia me obligo por problemas económicos, a hacer unos trabajos especiales. Un amigo que trabaja en uber me pidió que le manejara su automóvil por una semana, estaba enfermo y necesitaba el dinero, (el que compartiríamos a medias, 50 y 50.). Mi oficina permanecía cerrada por cuarentena.
La experiencia me parecía emocionante. Mi primer cliente, fue una señora de 65 años muy atractiva, la tenía que pasar a buscar a santiago centro. Lucía sus canas como un peinado más, largo y suelto, era muy juvenil al vestirse, su vestido corto  dejaba ver sus piernas por el retrovisor, tenía un cuerpo cuidado. Su aspecto era muy ejecutivo.
En la mitad del trayecto conversabamos animadamente, cuando en un instante, y a pito de nada, me dijo que era muy atractivo y que quería que le hiciera sexo oral y lo pagaría aparte. Me pidió que  estacionaramos en un  viejo edificio y que aparcara en un rincón. Miraba un poco perturbado. Dijo que no me preocupara, que no habría cámaras.
Corrimos lo asientos de pasajeros, y el espacio fue suficiente para lo que veníamos a hacer.
Tomo mi cara me beso y me llevó entre sus piernas. 
_tranquilo, ayudame con esto.- mis manos recorrieron sus muslos hasta llegar al borde de su tanga, de
un verde petroleo humedecido y los deslizaron suavemente mientras besaba sus piernas. Acomodé su falda y todo fue delicioso, su aroma era exquisito, channel 5. Su piel estaba tibia y temblaba entre mis dedos. 
Decidí tomar mi tiempo, y luego de recorrer sus piernas con besos, fui a su sexo rozado con mi lengua, de abajo hacia arriba, apenas rozando su clítoris , para volver a bajar, hasta que sus piernas se relajaron y dejaran que su vulva se abriera delicadamente en un hilillo de humedad tibia y dulce, donde el entrar y salir le producía una agonía infinita. Apretó con sus manos mi cabeza y me puso justo donde ella quería.
Mi lengua dejó hilos tibios de saliva enredados con sus fluidos densos y jugosos , luego una seguidilla de golpeteos en esa delicada campanilla, le hizo gemir casi hasta la angustia, su corazón se podía sentir en el aire. Su cabeza se dejó caer sobre el respaldo, para jadear con locura, mientras su vientre bailaba entre mis manos.
De un momento a otro, un silencio lo cubrió todo, su corazón parecía detenerse,  mientras su cuerpo permanecía rígido. Un hilillo cristalino de aguas dulces, seguido de jadeos y espasmos ahogaron mi boca, mientras su cuerpo se contraía entre los respaldos y manillas. Sujeta mi cabeza por sus manos contra su sexo , rebotaba entre los respaldos hasta caer rendida . Me mantuvo hundido entre sus piernas hasta que los temblores se detuvieron. Me dió un beso muy apasionado y me pidió que volviera a mi asiento, para continuar el viaje. Se vistió y la deje tres cuadras mas allá. Tiró un cheque y se retiro. Fue exquisita la experiencia, bien pagada.
Dos horas después, y luego de otra pasajera , que no dejaba de hablar de sexo y contarme su vida amorosa con su jefe. Tuve una tercera pasajera que recogí en un barrio empresarial. Alta y de caderas anchas, pelo corto , y de labios gruesos color rubi,  57 años, me pedía que la llevara a providencia, pero al tomar la costanera, me pidió entrar en un camino de tierra oscuro, ya eran las ocho de la tarde. Le dije que no podía desviarme de la ruta, pero insistió, luego de decirme que sería bien recompensado. Nos detuvimos entre unos árboles, y me pidió que bajara del auto y me sentara con ella. Al sacar la llave, un curioso letrero a un costado del volante , me llamó la atención, Uber sex.
Al abrir la puerta, ella estaba apoyada en el respaldo y con su vestido arriba, unos ligeros enmarcaban sus muslos abiertos, su ropa interior , dibujaba su humedad.
- Ven entra, quiero nalgadas, y sácate ese pantalón. Todo era una pesadilla. Bien, entre y le dí de nalgadas mientras mojaba mis dedos en mi boca para palpar su carnosa vulva, mientras le daba de golpes, no dejaba de gritar , más , dale, hasta que mis manos se mojaron en sus labios íntimos, y entraron corriendo los elásticos de su entrepierna y de acariciar sobre la delicada tela. Sus Vellos
sobre el sexo, estaban bien cuidados y depilados, lucían brillantes y mojados. baje entre sus nalgas para llenarme de su sabor y calentar más la situación. rápido me dijo, hazlo de una vez, me pasó un condón y entre con fuerza...
- Así , fuerte , fuerte, entra de una vez, quiero sentirte dentro. 
Y empujaba sus nalgas hacia mi, mientras me pedía que no dejara de golpear. jadeaba y gemía hasta las lagrimas....
-Rico, rico...- no dejaba de repetir, mientras la embestía con fuerza.... apretó los dientes y su cuerpo entro en un orgasmo que la hizo venirse entre los asientos hasta caer rendida mientras yo me corría dentro. Luego de diez minutos de conversación, repetiamos lo mismo, pero  anal. Otra vez rogaba brutalidad. 50 minutos después, salíamos rumbo al destino. Sin decir nada, arrojó el cheque por la ventanilla y desapareció.
Media, hora después, Otra pasajera me esperaba en otra calle para llevarla a una dirección determinada. Una mujer de unos 65 años, morena , de cabellos enredados, muy hembra y algo tosca en su belleza. Muy seria, lucía triste, pero ansiosa. De cuerpo grande no muy cuidado, pero hembra.
Muy bien vestida, provocaba con su mirada, pero se sentía muy seria., Al llegar, eran las puertas de un motel. detuve el auto, y espere a que abriera la puerta, lo que no fué.
- Qué esperas, entremos de una vez- me dijo como un mandato. Guardé silencio extrañado.
- A lo que vinimos -, repitió
Entramos, me indico una cabaña, y nos cerraron las puertas detrás. 
-No dices nada?.- preguntó.
-No,- tomamos unas copas de vino y ella entro al baño, de atrás se escucho , - te quiero desnudo.
Mientras ella tomaba una ducha, me desnude y caminé por la habitación, sin ningún pudor, cuando salíó, se quedó parada en el dintel de la puerta, con su blusa mojada y abierta y sin nada más en su cuerpo. Era una mujer , que a pesar de estar algo rellenita, lucía atractiva. Su cuerpo no era perfecto, pero su parada bajo el dintel de la puerta , la hacía una jugosa presa de caza. Se quedó mirando, y me pidió que siguiera vagando por la habitación, mientras bebía una copa de vino ...
- Bonito trasero, lindo perfil.- Camine hacia ella , y tomándole delas caderas , la atraje a mi cuerpo y la besé, esta vez sería completo, y sin ordenes de nadie.
-Exquisito, me encanta tu olor y sensualidad... eres un caballero. y tus besos son....
Jugamos un rato con las manos, nos seducía sentir  que eramos conocidos. En la habitación había una silla muy especial, que al sentarse quedábamos muy cerca y nuestros sexos rozándose sin tocarnos.
Estuvimos un rato, hasta que me llevó a la cama y me empujo para dejarme caer suavemente entre las sábanas, para estirarse sobre mi , mientras seguíamos jugando con nuestros cuerpos. Besos , caricias, toques y adictivos golpes suaves sobre nosotros.
Se dejó caer sobre el colchón y abrió sus piernas , para ofrecer todo lo que tenía. Me enterré en su sexo, la devoraba mientras le exprimía todo su sabor, luego me detuve y jugué a olfatear , tan cerca de su piel , de su sexo, que su cuerpo empezó a temblar y a moverse para acercar su sexo a mi boca... hasta que ya me enterró entre sus piernas.
 Era tanta su desesperación, que a veces me ahogaba, y vino un gran orgasmo que me dejó los ojos muy irritados, luego me empine para caerle en su boca a besos mientras entraba suavemente en ella, y así seguir hasta sentir como la cálida suavidad de su interior , lo envolvía todo, para hacerme explotar dentro de ella....
- condón, condón - gritó mientras jadeaba sin parar.... entonces cuando sentí esa sensación dentro de mi, salí de ella para ponerme de rodillas frente a su cara y sobre sus grandes senos... y todo fue salvaje, todo lo que había dentro de mi, voló por los aires para caer en su pelo, en su boca, sobre sus ojos, mientras jadeaba desesperada.... su cuerpo se contrajo y soltó un orgasmo que envolvió todo en silencio en la habitación. y no paraba de jadear y respirar aceleradamente , mientras su cuerpo se calmaba.
La llevé a su destino, y nuevamente , un cheque caía por la ventana.
Cuando le regrese el auto a mi amigo y le conté todo lo que me había sucedido, sólo respondió, yo sólo trabajo para algunas clientas, y mis servicios son más que un uber. Gajes del oficio, no preguntes nada.

Rodrigo Fuster


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