Placeres culpables, pudores fantasmas.

Y sus nalgas estaban apretadas, presintiendo los movimientos que ofrecía mi cuerpo ardiendo.. y un balanceo. Unos labios que se acercaban peligrosamente a su piel... finalmente sintió la humedad de mis besos... su cuerpo tembló, su cabeza se acurrucó entre sus brazos, mientras sus labios se apretaban... no quería ceder, sin embargo, algo le movió por dentro, y su vientre tembló sintiendo el cosquilleo que le avisaba que ya no podía contenerse, y alzando el culo, dejó que esos labios entraran suavemente mojando su piel..el cosquilleo de su lengua se convirtió en algo inevitable... el deseo florecía, como las flores en primavera... se entregó al disfrute de esa juguetona y curiosa brisa que se escurría entre sus carnes... luego, como un suave pinchazo juguetón, rozó el oscuro vértice que de niña le asqueaba, pero que en esos precisos momentos, sólo le causaba placer, un placer culpable, pero inevitable... esa caricia que le rozaba le entraba justo por sus nalgas, sometiéndola a oscuros juegos de éxtasis y temblores incontrolables.
Esa sensación profunda que entraba suavemente, como ligero cause de aguas, como brisa fría y que le calentaba por dentro hasta perderse en pensamientos morbosos, tan culpables como agradables,y entró inundando le de placeres, de sus nalgas hasta el centro más lejano de sus sentidos, hasta reventar en su inconsciencia... gemía y jadeaba con tranquilo vaivén, sentía como el tibios y húmedo pedazo de carne se apoderaba de todo su cuerpo, el temblor de su vientre, el cosquilleo anal, el endurecimiento de sus pezones, hasta el temblor de sus senos, y una garganta seca, donde la saliva le lastimaba. Su cuerpo ardía por dentro como el de una hembra en celo cubierta de sucios, pero agradables pensamientos... Sentía como sus carnes se rendían a esas caricias sin siquiera controlar el pudor que sentía, y empujó hacia atrás para clavarse profundamente en mi boca... clamaba por clemencia, por desvergonzada aventura, y froto todo el universo que a los hombres encantaba, luego posó sus senos entre las sabanas, bajó su cabeza y rogó por lo que nunca había imaginado...
Alce la vista, levante mi cuerpo, y me acerque para entrar con mi sexo por sus carnosas nalgas y enterrándome con delicadeza, deslicé mis duros pensamientos dentro de ella.. empujé hasta sentir que sus gemidos se convirtieron en gritos de placer... ella repetía una y otra vez....
- No dejes de hacerlo, el placer y ese dolor, que no es dolor, se hace más intenso entre mis nalgas, ... de niña soñé con esto, de como sería, y ahora sólo te quiero adentro... empuja, empuja....-

Y la saliva empezó a rodar entre sus labios, babeaba como una cortesana en celo, y se aferraba a la cabecera de la cama para empujar hacia mi, y doblarse de placer, jadear sin respiro, rogar y ceder... su cuerpo estaba siendo destrozado de deseo y placer.. hasta que sólo empujé para quedarme en el fondo de ella y dejar correr el néctar dentro de ella... entonces, todo fue más suave para nosotros, y empujó hasta sentir como su sexo se comprimía tratando de evitar y contener el néctar que pujaba desde sus entrañas para gotear entre sus piernas, hasta que se volvió un torrente ... y sintió como corría entre sus piernas mojándolo todo... cayó entre las sábanas, retorciéndose de placer hasta agotar todo el aire que apretaba sus pulmones ... y rogó porque no saliera de ella, y empujara hasta que su corazón se calmara....




Don Juan de Marco, Placeres culpables...Pudores fantasmas.

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