Dedos Bravos...

"He de reconocer, que una de las cosas que se quedó para siempre en mi mente, fue ver a una mujer masturbarse, de ahí mi admiración por el deseo femenino y de como hay que conocerlo para satisfacer a una mujer.
A los ocho años vi una mujer jugar con sus dedos por primera vez. Su nombre era Elena, y su rostro una faro en la oscuridad, mi prima Elena, la niña más maravillosa del mundo y mi primer amor. Su sensualidad era innata, sus ojos vivaces y su cuerpo puro sabor. Es raro, ella fue la que me enseñó el arte de la masturbación, y como conceder al cuerpo la satisfacción justa, esa que hace que una mujer se ilumine en la oscuridad, no les diré su edad, pero por el relato descubrirán, que eramos contemporáneos.
Un día, a orillas del estero donde nos bañábamos en verano, sus ojos se iluminaron, y con toda su suavidad me pidió que nos metiéramos al agua, y aunque andábamos sin traje de baño, nuestra ropa interior nos vasto para envalentonarnos y abrazados, saltar al agua. Jugueteamos un rato hasta que el frío nos hizo salir. Cuando su cuerpo salió del agua, las telas de su calzón se habían adherido a su sexo llano y puro. Mi ojos no querían alejarse de esa hermosa visión... sus brazos se cruzaban cubriendo sus nacientes pechos, y dos casquillos empezaban a brotar. El frío le hizo pedir que le abrazara, sin lugar a dudas, lo más exquisito que he tenido en mi vida. Y nos fuimos recuperando del frío, a la espera de que nuestra ropa interior se secara, con el poco sol que iba quedando.
Sus dedos empezaron a juguetear con su sexo, y sus piernas se fueron abriendo al baile de sus dedos, yo estaba extasiado. Su rostro, no se, si se desfiguraba o tomaba la forma más extraordinaria que había visto. Ese Brillo en sus ojos, y la delicadeza con que lo tocaba, cada movimiento parecía suceder en otra dimensión. Sus dientes se dibujaban apretando sus labios y su rostro se fue enlaguideciendo de a poco, sus ojos se cerraban a cada caricia que ella le daba a su sexo de hinchados bordes, como su boca... sus pequeños pezones se disparaban endureciendo las carnes, y sus pechos se redondeaban, su vientre dibujaba bellas figuras serpenteantes, era como un junco batido por las aguas de un arroyo . Los gemidos eran dulces ronroneos. Su espalda se apoyó sobre mi, y su calor fue mojando mi cuerpo...
- Intentalo, sólo tómalo con tus dedos y tira suavemente de él, quiero ver como es tu sexo...- Su voz era rara, suave, como si me hablara al oído.
Y mis dedos se perdieron tras el slip, tomando en esencia ese cuerpo languido que sólo florecía en las noches sin entender yo porqué. Y ella se le quedó mirando, haciendo círculos con sus dedos bajo la delgada tela de su calzón... el ritmo de su corazón era increíble, y ese olor que sentía en el aire me envolvía. Llevó uno de sus dedos a mis labios y me hizo probar y oler, yo reía nervioso pero encantado por su fragancia... de pronto su cuerpo se dobló y un gemido se ahogó entre sus labios, su cuerpo temblaba como una hoja en otoño queriendo escapar de las ramas, y tendiéndose sobre mis rodillas me pidió que siguiera agitando mi sexo hasta que yo sintiera lo mismo... a los pocos instantes, el semen brotó entre mis dedos saltando lejos, y parte de él cayendo sobre sus manos que me acariciaban las rodillas... Ambos nos sorprendimos del resultado de ese juego... y se quedó mirándome a los ojos un poco asustada... y con eso, que parecía denso al tacto entre sus dedos... luego una risotada saltó en el aire ... y ella se llevó los dedos a la boca para probar el sabor... Dijo que era algo salado, y que se mezclaba con el sabor de su sexo, y eso lo hacía dulce...
La curiosidad nos hizo tocarnos nuestros sexos creando ricas sensaciones... su sexo era suave y húmedo, muy blando, y era capaz de envolver mis dedos cálidamente, en cambio el mio era duro, también estaba suave, pero cuando ella lo tomó, pulsaba entre sus dedos... Fue increíble. De eso no pasamos, pero lo que hicimos esa vez nunca más se olvidaría mientras nos viéramos verano a verano y recordáramos ese momento. Dedos bravos le puse por apodo, y ha quedado hasta hoy."
Recuerdos de Don Juan De Marco.

Comentarios

© MEDEA ha dicho que…
Que bellos recuerdos y que sensaciones prohibidas. Quien pudiera recordar el sexo como algo natural e inocente.....
Caricias
lisebe ha dicho que…
No hay nada más erótico y sensual que masturbarse delante de tu pareja o amante, a la vez que el o ella hace lo mismo.. Interesante recuerdo de niñez precoz por cierto...

Besossss
Rodrigo Fúster ha dicho que…
bellos muy bellos, y precoz por cierto.
Arkantis ha dicho que…
En cuanto pille vacio el pc de mi hijo entro al jardin...desde este me es imposible...

Un besazo Don Juan

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