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Mostrando entradas de junio, 2024

Me pienso VIVO.

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No hay barreras en el Sexo, ni cortina, ni alambrada. Al Instinto dale riendas cuando pida, cuando quieras que en el sexo, si es sentido, todo cabe, todo vale, todo es lícito, compartido, consentido, no pensado, ni razonado, ni fingido, ni forzado... El Sudor de tu sudor, y el sudor del cuerpo mío y en mi boca y en tu boca, el sabor de lo prohibido. Esos besos que te pongo entre muslos y praderas, esas prendas que te quitas.  Poseer lo poseído. Una y otra, y otra vez.... Sobre la mesa, sobre la hierba, sobre enredadas sábanas blancas ;Y esa piel ,  de Bronce y  miel. Me pienso insensato, locamente lleno, excitado. Me pienso rebelde, revolucionario, idealista, menguante y creciente, lleno, nuevo. Me pienso mago, genuinamente mágico. Me pienso invencible, radicalmente ofensivo, agresivo. Me veo Dios, inmensamente creador. Me pienso sensual, sexual, auténticamente caliente, poderoso, totalmente extasiado de espermas vivos, sediento. Me pienso perverso, excesivamente seductor, provocador, 

La venus del Espejo.

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Amaba la pintura casi tanto, como amaba a las mujeres. No me gustaba la manera en que los visitantes masculinos la miraban boquiabiertos todo el día.  A escondidas la veo mirando al espejo bajo su cuerpo desnudo y su imagen sostenida por cupido. Una cinta malva cuelga en los brazos de cupido, uniendo como grilletes un amor conquistado por la belleza. No es espiritual su rostro, luce excitada. El ambiente es una excusa para una sexualidad estética, muy material, donde el sexo en si se transforma en un juego muy particular, su relación con ella misma. Ella es una apreciación de la belleza que conlleva atracción. Rubens la pintaría con exquisitas formas redondeadas, Velázquez, como una figura femenina más delgada. Ambos la pintarían acompañada de Cupido melancólico, la llamarían "La venus del espejo". La excitada imagen que devolvía el espejo, se uniría a una danza de sus dedos en la abertura más húmeda y escarlata que la haría sucumbir al juego. El espejo empañado por el calor

Mil ángeles sin alas. (versos a Ginebra)

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Me corroe la ansiedad de tenerte, y de retenerte mil veces gastada y de rodillas frente al mástil de plata. Mil veces probado y sentida, sin verme con tu capucha de seda. Mil marcas en el cuerpo de seda blanca diluida en agua tu piel. Mil garzas adornando tu vientre posada en el pezón endurecido. Mil gemidos de loba en celo. Mil embestidas de fuego. Mil rosas de rojos pétalos, Mil orgasmos en tu campana. El vientre una ola de espumas, La roca de rubíes blancos. El orgasmo sin aliento y tus labios cerrados. Mil ángeles en tu cabeza de inexistentes alas, Mil arcángeles en tu mirada y un papa redimido y muerto. Sólo tu y yo, sólo embistes profundos gemido de ahogo, infinito surrealista. Juan de Marco Surrealismo de Ginebra  ven aquí y escucha diferentes miradas.