8 d.C.

"Detesto el abrazo que nos deja jadeantes a uno y otro, y ésta es la razón por la cual soy menos sensible al amor con una joven muchacha; detesto a la mujer que se deja hacer porque debe dejarse hacer, que parece de piedra y que durante esos momentos está pensando en su rueca de hilar; el placer que se entrega por cortesía no me resulta nada agradable; no me agrada que mi amante sea refinada conmigo. Lo que me gusta es oír palabras que confirmen su goce, que me pida que vaya más lento y que me retenga. ¡Oh, que pueda ver yo los ojos de mi amante abandonados de la conciencia; que se sienta sin fuerzas y que me impida, largo rato, volverla a tocar!
Ordenas, Lesbia mía, que mi pene esté siempre a tu disposición: créeme, una minga no es como un dedo. Aunque tú la estimules con manos acariciadoras y con palabras, tu rostro imperioso actúa en contra tuya."

Ovideo, 8 d.C. (Arte de amar.)


«para Ovidio, el amor es, antes que nada, deseo. En latín, amare, amar, significa en primer lugar ser el amante o la amante de alguien, y el Arte de amar será el libro donde se encontrarán los consejos más eficaces para obtener los favores de una mujer».

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