Elixir ...
Somos muchos, los que concebimos una cita, siempre que medie una botella de vino. El vino es el afrodisíaco perfecto, un testigo mudo, tan íntimo como es la relación entre el vino y el amor. Y es que el vino como el sexo, además de ser un placer en el paladar, ayuda a relajar nuestro sistema nervioso, desinhibe, calma la ansiedad y enciende la libido.
Tanto el vino como la mujer, tienen cuerpo largo y aterciopelado en lo abstracto de nuestra cabeza.
En nariz el vino Añoranzas, como el sexo de una mujer, es delicado, es profundo, suave, duradero, interesante, complejo, elegante, sutil. En boca entra redondo, con volumen húmedo, con textura suave o fuerte. Dependiendo del tipo y cepa usando nuestros labios y lengua, la boca debe hacer un recorrido muy largo, lento, suave, respirando sus taninos.
Ella recuerda a la fruta dibujada roja y fresca y a los bálsamos que percibíamos en la nariz, como toques de monte de venus, del Sinaí. Su magnífica textura y acidez, hasta algo de amargura dulce entregan sus taninos maduros, dejándonos un largo recuerdo que satisface los paladares más exigentes.
-La señora prefiere vino blanco, ¿verdad?
Impresiona esta figura por su poderosa estructura, carácter y carnosidad, llenando nuestra boca con su volumen y sensación cálida aterciopelada. A la vez resulta fresco, alegre y muy vivo, como el vino. Su sabor intenso se acompaña de sensaciones minerales y cremosas que le aportan más carácter.
Una nariz, ligeramente sutil e insinuante roza los labios bajos de forma elegante, abriendo camino, (recogiendo en esa piel de fragancia potente, más que potente, aguda) a nuestra boca dejando en nuestro paladar, ese cuerpo medio, ese gozo complejo con una calidez como el sabor del melocotón arrancado de la mata. Gime y susurra:
-Tómame, que te voy a dar placer ahora, y más adelante. Si me cuidas bien, llenaré de suavidad y dulzura con mis taninos pulidos y melosos tus noches de invierno.- como una copa al beber el vino. De un modo similar a cuando introducimos la nariz en la copa y encontramos aromas sutiles o impactantes.
Cuando hundimos la nariz en el cuello, en sus senos o en otras zonas más cálidas y dulces... la percepción de olores o aromas funcionan como un potente afrodisíaco, capaz de provocar efectos parecidos a los de la ingesta de sustancias afrodisiacas, como Miel, castañas, vainillas abiertas y jugosas, zumos de incomparable y salvaje sabor. Los aromas que se perciben en los vinos, son como los que desprenden los cuerpos de mujer.
A través de la nariz nos llega el vaho que nos pone en guardia, nos repele o nos seduce; Y es en la boca donde radica el punto para degustarlo y amarlo. Ahí es donde se materializa el contacto físico entre el vino o el cáliz de una mujer con nuestro universo mental y corpóreo, con nuestra locura...
A la hora de disfrutar de un vino o de una mujer, habría que romper estereotipos y decir; ¿Qué es lo fundamental?...Lo fundamental es el instante en que se produce el contacto de la superficie más deseada y nuestra boca y las sensaciones que provocan sólo pueden ser comparadas con esa fusión íntima y total con el otro.
Por la boca entra y sale la mayor parte de lo que somos y significamos. En la intimidad de la boca se produce ese juego de equilibrios que comprueba la cantidad, estado, calidad, sabor, textura; así como las reacciones de las mucosas ante la temperatura, astringencia u otras sensaciones. También la palatabilidad, gomosidad, viscosidad, friabilidad de lo que entra en contacto con toda la superficie donde, gracias al tacto, se goza o saborea en forma suprema. Con la boca se propicia un riquísimo intercambio de información física, química y emocional, provocando la contracción de las células de la piel, la locura de nuestra mente, el orgasmo supremo.
Juan de Marco.
Comentarios
Hay algo que no estoy de acuerdo, no siempre las mujeres preferimos el vino blanco.
Todo depende que vayamos a comer si carne o pescado!!.
Un abrazo, feliz día.
Un abrazo
Buen relato. Echo de menos en tu comentario al mío, que haya sido tan breve y carente de descripción alguna aparte de la de vender la casa.
Marco, no quise ofender, prometo volver a revisar. Hoy cuento con un poquito más de tiempo.
Gracias por visitar,
Tu relato es una alegoría perfecta, repleta de aromas y sabores que conducen a una pasión desenfrenada. ¡Me encantó!
Un besazo, Rodrigo