Mis noches con Cleopatra.

No había tabús, todo lo vivíamos de forma abierta. Cleopatra en su esencia es una felatríz, la reina de Egipto. Una maestra de la felación. De hecho, por su arte en el sexo oral, le decían la Merichane, (La boca de diez mil hombres) o Chelión, (La de los gruesos labios). La conocí en las afueras de palacio. Poseía una voluptuosidad infinita al hablar, tanta dulzura y armonía había en su voz, que su lengua era como una serpiente de varias cuerdas que manejaba fácilmente, y extraía, como bien le gustaba, los más delicados matices en el juego de la seducción. Una noche se reunió con cien oficiales romanos y le hizo una felación a cada uno de ellos, yo estaba entre ellos, hasta eyaculamos en una copa de oro, para que ella bebiera el semen de cada uno de nosotros. Aunque no era una felatríz, todos coincidíamos en que era la reina de Egipto. Su aspecto la diferenciaba del resto, especialmente por sus labios pintados de rojo intenso. Así me convertí en uno de sus amantes, ten...