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La danza de los amantes.

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El zumbido en sus oídos le fue carcomiendo por dentro hasta explotar en su cerebro mientras su vientre se contraía con fuerza contra los alambrados, los gemidos se perdieron en el silbido del viento y perdiendo la cordura empezó a azotar su Vulva contra la alambrada mientras se desvanecía corcoveando como una yegua en celo. Por unos instantes sintió perder la razón dejando escapar bramidos silentes, mientras sus dedos se engarzaban en el frío metal que le impedía devorar la boca de su amante y empaparlo del néctar más exquisito que jamás probaría una boca. el elixir sagrado corría por sus piernas tibio y denso, oleoso y de una densidad exquisita, entonces se dejó caer extenuada sobre la foresta húmeda  que le soportaba.  Su Vulva regordeta y roja por la excitación, no dejaba de golpearse contra la rejilla procurando no perder la boca insaciable al otro lado del alambrado que le impedía gozar plenamente de la pasión infinita que le provocaban esos golpes de lengua sobre su carne, la

Una vez más en La Habana..." El Malecón."

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Estaba sentado en el malecón mientras observaba a una morena a mi lado, que apoyada sobre un bajo muro de piedra, donde la habana atrapa, con su tropical manera de bañar las piedras por el golpeteo del mar, movía insistentemente sus caderas al ritmo de una canción que se escuchaba saliendo de un bar... Un providencial golpe de aire levantó su vestido, lo justo para que pudiese ver sus piernas en toda su extensión, desde sus brillantes muslos, hasta mostrar los vellos que escapaban de su ropa interior. Dos largas columnas de obsidiana, de un brillante negro, donde corría el sudor que arrancaba el ritmo frenético del baile, y donde sus nalgas se dibujaban en una apretada y diminuta prenda interior de un verde amarillo chillón. Estiré la mano para devolver el vestido a su posición normal, mientras ella me sonreía socarronamente y movía su gruesos labios musitando en forma casi imperceptible, la letra de la canción, y sus ojos parecían penetrar hasta el último rincón de mi mente y al

Perlas Rosadas

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ENTONCES ALCANCE LAS LLAMAS DE TUS DEDOS BUSCANDO DESCANSAR MIS PESARES... LOS ENCONTRÉ ARDIENDO DE DESEOS, BUSCANDO EXPLICACIÓN DEL PORQUÉ HABÍA DESAPARECIDO, PERO SIEMPRE ESTABA AHI ESCUCHANDO AUSENTE TUS GEMIDOS PERDIDOS ENTRE LAS TELARAÑAS DE MI SOLEDAD, DE MI AUSENCIA QUE SÓLO SOÑABA CON TOCARTE. MI MOHOSA PIEL SE HABÍA ESCONDIDO EN LA NO INSPIRACIÓN DE MI DESEO... COMO IDEAS PERDIDAS, COMO LETRAS SIN SENTIDO Y ACUMULANDO HOJAS ARRUGADAS EN UNA PAPELERA QUE NO TERMINABA DE LLENARSE...  ELLA ESTABA AHÍ DESNUDA, COMPLACIENTEMENTE DORMIDA, MIENTRAS MIS OJOS BUSCABAN UN PUNTO HÚMEDO DE INSPIRACIÓN , UN PAR DE PERLAS QUE YACÍAN ERGUIDAS CORONANDO SUS SENOS, GOTEANDO BLANCOS SUSPIROS.  ME RECOSTÉ A SU LADO COGIENDO LEVEMENTE SUS CARNOSOS SENOS ATRAPANDO CON NOSTALGIAS LAS PERLAS ROSADAS QUE SUMÍAN GOTAS BLANCAS... ESTABA TIBIA, Y SUS PIERNAS SE CERRARON AL ROCE DE MI SEXO, SUS LABIOS RECLAMABAN UN MINUTO DE DESCANSO, UNA TREGUA ENTRE BATALLAS... ENTONCES ME ALEJE DE ELLA PARA

Margarita, deseo insaciable.

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Cada fin de semana lo pasábamos en la casa de mis primas. Nuestros padres jugaban cartas toda la noche, mientras jugábamos por el corredor, pero al caer la noche nos mandaban a acostar. Y es, esta parte de la historia, donde empieza todo. Como eramos niños, nos dejaban dormir en la misma pieza, yo con mi prima verónica, que teníamos una diferencia de edad, ella 18, yo 14 .Cada vez que esto pasaba, mi prima jugaba con mis fantasías. Uno de esos días, se puso una delicada camisola azul, que dejaba ver su ropa interior, y se paseaba delante mio incitándome a un juego peligroso para los dos. Me miraba a los ojos para ver mi reacción y preguntaba, .-Te gusta pendejo-   y se agachaba para mostrar aún más. Subía las escaleras del camarote, mientras yo sentado en el suelo, no dejaba de seguir cada uno de sus movimientos. Su cuerpo era perfecto, y la manera en que movía sus nalgas, sublime, y antes de tirarse a la cama se quedaba quieta dejándome mirar, y sonreía socarronamente insinuant

El delirio. ( A Ginebra Blonde.)

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Debajo de esa bata de seda, solo tenía un conjunto de dos piezas con medias negras de encaje y sujetadores, un cuerpo fino y su perfume lo inunda todo, hasta mis neuronas calcinadas por el deseo. entra en mi ser inundándome su esencia con cada movimiento, se sienta en mis piernas y me quita el cigarro. Se levanta, camina con paso seguro y sensualidad en sus tacones altos,se sienta al borde de la cama, abre las piernas y parece levitar en el aire. Sus ojos no se despegan de los míos y tras las telas de mi pantalón se desata una enorme tormenta. Continua volando por los aires levitando como una hechicera girando a gran velocidad entre las sábanas, mientras sus piernas se estiran y se encogen con cada giro, la música del Bolero de Rabel, parece estridente pero lejana, esta sudando por el calor que se genera dentro del cuarto añoso del Hotel Nacional de la Habana y mi erección empieza a doler por el erotismo de su seductora danza. Su cuerpo se detiene y sus manos se quitan el

Hasta lacerar nuestros cuerpos.

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Desde que entró en mi cama, después de viajar muchos kilómetros....Acaricio mi pecho con sus enormes senos, sentía su carne abundante sobarse contra la mía, sus cabellos negros enredándose entre los míos, su calor, el sudor que nos empezaba a correr, húmedo, caliente. Su boca se planto en la mía, era un beso suave, frágil y feroz a la vez, sus dientes mordisquearon mi lengua, me halo el pelo con cierta fuerza, metió su boca y lengua entre mis labios. Me abandone a sus besos que recorrían mi cuerpo, mientras sus senos y pezones se posaban en mi vientre, un ligero masaje excitante a mis sentidos. Comía golosa y tiernamente, pasándome su lengua, haciéndome gemir muy temprano con su avariciosa boca. Chupó, succionó y llenó mi piel de su saliva. Me dejé hacer, me abandone a mi goce. Sus manos apretaban mis nalgas mientras lamía mi vientre y mi ombligo. Acarició con su lengua mi sexo palpitante, unas lamidas que me hicieron volar, mientras sus manos oprimían mis nalgas mientras ja

Esclava del deseo...

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Subimos las escaleras al viejo departamento, yendo de lado a lado entre besos y sin quitarnos las manos de encima, el asomagado aire a humedad y la oscuridad de las escaleras se convertían en testigos y cómplices de nuestros deseos. Cuando llegamos a la puerta, la acorralé contra la pared del descansillo, le aparté el pelo a un lado, y le besé el cuello resbalando de abajo a arriba... le di un pequeño mordisco en la oreja y le susurré mis intenciones, apretándole contra el dintel de la puerta y abriendo sus piernas bajo su falda, para hacerle sentir como palpitaba si sexo tras les telas de mi pantalón. Ella me miró sonriendo y mordiéndose el labio inferior, e hizo el intento de meter su mano bajo las telas, la cogí de ambas manos y las puse contra la pared a la altura de su cabeza.Acerqué mi boca a la suya, y le dije que le prohibía tocarme hasta que yo lo decidiera. Ella, asintió con la cabeza, mientras ansiosa buscaba mis labios. Me alejé, abrí la puerta mientras ella s