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Vida salvaje.

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Se dio la vuelta, me miró e intentó despistarme entre los repletos estantes. La seguí de cerca para no perder el rastro de su perfume, que se mezclaba con el aroma del papel de los libros de aquella librería de viejo, y porque tenía la fuerte presunción de que algo iba a ocurrir entre los dos, justo a esa hora absurda. Se detuvo a leer la contraportada de una novela. Alguien intentó pasar por detrás de nosotros en el estrecho pasillo que formaban las estanterías. Me apreté contra ella para dejarle pasar. Al sentir contra mi entrepierna las firmes nalgas a través de su liviana falda, una contracción de mi sexo fué inevitable y un movimiento involuntario rozó las suaves carnes, como cuando uno entra en una piscina la primera vez en un verano que no ha hecho más que comenzar. Fue apenas un roce, pero nuestros cuerpos entraban en contacto. Debió sentir lo mismo que yo, porque vi erizarse el suave vello en sus brazos y sus caderas se impulsaron hacia adelante instintivamente, me miró a l

Placeres culpables, pudores fantasmas.

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Y sus nalgas estaban apretadas, presintiendo los movimientos que ofrecía mi cuerpo ardiendo.. y un balanceo. Unos labios que se acercaban peligrosamente a su piel... finalmente sintió la humedad de mis besos... su cuerpo tembló, su cabeza se acurrucó entre sus brazos, mientras sus labios se apretaban... no quería ceder, sin embargo, algo le movió por dentro, y su vientre tembló sintiendo el cosquilleo que le avisaba que ya no podía contenerse, y alzando el culo, dejó que esos labios entraran suavemente mojando su piel..el cosquilleo de su lengua se convirtió en algo inevitable... el deseo florecía, como las flores en primavera... se entregó al disfrute de esa juguetona y curiosa brisa que se escurría entre sus carnes... luego, como un suave pinchazo juguetón, rozó el oscuro vértice que de niña le asqueaba, pero que en esos precisos momentos, sólo le causaba placer, un placer culpable, pero inevitable... esa caricia que le rozaba le entraba justo por sus nalgas, sometiéndola a oscur

El Susurro.

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Entré sin golpear, como haciendo de adolescente distraído. A mis 17 años, uno suele aparentar cosas que las mujeres maduras suelen interpretar como su mente se los permita, distraídos, con problemas de coordinación; bueno la verdad es que uno suele ser muy bruto, a veces, brusco y poco coordinado. Pero, esa imagen, suele ser percibida por la mujer madura a veces con desagrado y otras como atractivo, y porque no decirlo, hasta excitante, suponiendo que esa poca delicadeza de no golpear antes de entrar, y comportarse torpemente leshace pensar que tienen mucho que aprender. Su actitud, fue inmediata, cubrirse, pues estaba en camisa de dormir, y bastante relajada, y aunque sabía que la podía sorprender, seguí comportándome como un estúpido adolescente, y pidiendo disculpas, le dije que sólo venía por unos libros, que tenía prueba al día siguiente y que no sabía que se había venido a  acostar, una de esas tías a las que sueles tratar como tal porque han sido amigas de tu mamá desde mu

Pasión Atrapada

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Al verte pasar por ese callejón, oscuro y mojado, no pude mantener la calma, perdona, pero cuando tus piernas que empezaron a temblar, me sentí el extraño traidor... salí a tu encuentro y me detuve sólo para hablarte... apenas gemí tu nombre, y aunque enmudeciste de la impresión, me miraste a los ojos retandome a acercarme a ti... me acerque procurando no asustarte, y cuando por fin alcance tus caderas, rogaste silencio, y temblando entre mis manos, me dejaste acariciar y disfrutar de tu asustada figura. La escasa luz que nos iluminaba me permitían distinguir tus ojos cerrados, mientras mis dedos, buscaban bajo tus faldas, descubría  el temblor que humedecía.. tu ropa interior acusaba el deseo que sentías entre tus tibias piernas, las que no dejaban de jugar a juntarse y separarse al ritmo de mis dedos curiosos. Hasta que alcance el impregnado triángulo que acusaba tu estado de excitación por el encuentro. Al sentir mis dedos suavemente escarbando entre las delicadas

La Piel de Andrea.-

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Cuando sentí sus piernas abiertas, sentí como entraba en mi mente el aire fresco del deseo.. podía sentir la fragancia que entraba a mis sentidos invadiéndolo todo, esa espesa fragancia que corrompe los instintos más básicos de la mente, donde la genética de tiempos prehistóricos arraza con todo lo que se encuentra por delante, de forma irracional. Ahí tendida frente a mis ojos, y ese derriére que me invitaba a todo, expuesto sin pudores, a mis hambrientos instintos eróticos.Me detuve a contemplarla por algunos instantes mientras lo movía en círculos, y jadeaba invitaciones a la lujuria que hasta ese instante ya bloqueaba mis pensamientos y sentado en el sofá, estiré las manos para alcanzar tan sublime belleza, perdiéndose mis dedos entre sus nalgas, sintiendo como el sumo de su sexo los mojaba suavemente derramando a hilillos espesos que se untaban en mis dedos como finas telarañas. Andrea, sumida en sus más profundos deseos se dejaba hacer sin ansiedad. Después de contempl

Ocaso de Luna

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A la hora de amar con la carne y el sudor evaporizándose en sus cuerpos... No importa donde,   No importa a quién, lo importante es el placer. Renovar cada impulso. Volver al mismo húmedo lugar dónde se esconden los más exquisitos y mojados placeres, Sentir latir y pulsar el sexo dentro de ellas. Quitar lo que no ayuda, reemplazarlo por lo que  crece. Lavarse los dedos en su interior y la cara con néctares transparentes y de textura suave. Pensar.... Sentir, Que uno es tan capaz de satisfacer en este universo placebo y femenino, Que no hay mas vidas que esta y es nuestro derecho vivirla con pasiones infinitas sudando entre sus piernas y suavizando nuestros rostros untados en sus orgasmos. no pedir perdón. Aceptarlo. Levantarlas de las caderas para entrar en vilo, hacerlas volar   Muy alto, y gozar todos sus benditos flujos mojando nuestros labios. Volver al mar en que ellas nos cobijan. envolvernos de mil maneras, adheridos a sus

Trazos Sublimes

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" Y mis perturbados pinceles fueron dibujando el deseo en rojo carmesí, mientras sus delicados pelos recorrían cada surco abierto en tu piel... de espeso color fui tatuando el placer de recorrerte, la espesa pincelada que prendía tu cuerpo dejándola expuesta a infinitos placeres, cargando cada linea en silueta extravagante, insultándote en colores, saboreando cada tono que de tu intimidad desprendías, bebiéndote con furia, tragando trazos rubíes humedecidos por mis dedos, penetrando tus paredes mojadas, abriendo la carne dibujada en jadeos, copiando placeres y estampando gemidos... de bruto tallado calando orgásmos infinitos, placebos muertos y salvajes, intensos deseos desvanecidos dentro, ahogos y sentires infinitos, convulsiones del color del fuego... eterno amante de sosiego indemne, listo para satisfacer todos tus caprichos y deseos ." Don Juan de Marco, En La Caza, con pinceladas salvajes.